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Desmayos en la adolescencia

Una madre nos traslada su inquietud por los desmayos que ha padecido su hija adolescente a pesar de que el médico le ha tranquilizado al darle el diagnostico de «síncope vasogal» 

 El tratamiento del síncope vasovagal se debe iniciar con la explicación al paciente de la naturaleza benigna del problema. La persona que lo sufre se debe quedar tranquila, pues se trata de algo sin importancia. Es la forma más común de desmayo. Diversas situaciones estimulan el nervio vago, lo que ocasiona una reducción de la frecuencia cardíaca y una dilatación de los vasos sanguíneos del cuerpo por mediación del sistema parasimpático. La frecuencia cardíaca lenta y los vasos sanguíneos dilatados hacen que llegue menos cantidad de sangre al cerebro, provocando así el desmayo.

Durante el sincope o desmayo se puede tener uno o más de los siguientes síntomas: palidez, sudoración profusa, piel fría, pupilas dilatadas, desvanecimiento sin desmayo, confusión mental y falta de orientación…

Como prevención se deben evitar los factores que predisponen al desmayo: ejercicio extremo con calor, deshidratación, ambientes conglomerados, etc.), 

Cuando estos desmayos se inician en la adolescencia, por lo general, van disminuyendo con el tiempo. En las mujeres jóvenes los episodios se hacen más frecuentes durante el período menstrual.

Si el síncope vasovagal ha ocurrido una vez o dos, no debe considerarse como enfermedad. Sin embargo, si se repite con frecuencia se recomienda siempre acudir a un cardiólogo.

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