Recetas para días obscuros:
Había pensado titular este espacio mas pomposamente: “Método para superar los días malos” o “Camino para superar el sufrimiento” o “Fórmula para superar una crisis”. Pero no existe un único método, ni un único camino, ni una única fórmula para nada en la vida. Siempre –afortunadamente- son muchas las posibilidades que se nos ofrecen por delante para salir de cualquier atolladero. Por mas que nuestro ánimo no siempre las localice acertadamente.
En común los títulos pomposos tenían la palabra “superar”. Y tampoco creo que sea la palabra adecuada, porque no se trata de pasar por encima y olvidar cuanto antes, sino de aprender de la experiencia y mejorar como persona. De eso se trata el vivir. De no vivir en vano. Y ya que las circunstancias muy a pesar nuestro nos arrastran a sufrir, por lo menos aprender. Contestaba el Martín Fierro a la pregunta ¿Se sufre mijito?: “Pero se aprende, ¡caramba!”(la verdad literaria es que no decía caramba, sino algo mas fuerte como interjección, mas sonoro y rotundo. Puesto en términos deportivos decía un entrenador de fútbol, “ya que perdéis, por lo menos no perdáis también la lección de la derrota”. Y es que las derrotas enseñan mucho. A ser modestos y a compadecer. A gozar y a esperar. También enseñan a tener miedo a la fragilidad de nuestro mundo personal.
Y puesto que no siempre se puede andar por la vida en la acera del sol, he pensado que es mejor hablar de “recetas para días obscuros” algo más casero, elaborado, cercano, más plural y más antiguo. Y sobre todo un término que podemos recopilar en forma de libro virtual y sobre todo pueda ser realizado entre todos. Invito cordialmente a quien tenga una receta, que la comparta. Somos muchos los que hemos pasado días obscuros, nunca me atrevería a llamarlos negros, porque cuando una se acerca al pozo del dolor –que en muchos casos es una sima- siempre percibe a alguien que está un poco mas abajo, mas en tinieblas. Y muchos los que hemos superado esos días. Si quieres ayudar a otros, contesta a estas preguntas : ¿Qué te ayudó a superar el sufrimiento?. ¿Quién te alivió? ¿Cómo fue que saliste del agujero? con tu propia receta. Escribe y envía tu receta a info@fundacionbelen.org y gracias.
ME. Me ayudo la lectura. Al principio no tenía fuerzas para leer, pero me forzaba a entender una página al día. Empecé con El Principito de Saint Exupery. Me decía yo, venga, sí puedes con una página. Era como tomarme una cucharada de medicina amarga, pero estaba convencida que al final la medicina me sanaría. Y así fue. Al cabo de algún tiempo –dos meses- me noté mejor, como con más fuerzas. Ya podía leer sin cansarme y enterándome una hora seguido. Seguí leyendo poesía.
Me aliviaba la presencia de mis hijos, y poco más. No soportaba la compañía familiar. Menos aún la compañía de los amigos. Creo que me quería mortificar con mi sufrimiento, en cierto modo todos nos sentimos culpables ante el dolor – al menos yo sí me sentía- y no sé bien si quería salir del rincón.
Finalmente vi la luz en una excursión por el campo un día de primavera resplandeciente.
Había pasado los siete meses más obscuros de mi vida.
¿Y tú que opinas?