Menú Desde 1996 información y formación gratuitas para familias con hijos con problemas

Pautas de comportamiento en adolescencia

Muchos padres y aún mas profesores nos escriben para solicitar “pautas de comportamiento ante la rebeldía adolescente” como si existiera una receta mágica para tratar el comportamiento disruptivo, el “mal del momento” diría yo. Y no es que no se conozcan hoy, y tratado desde hace siglos los problemas educativos de la adolescencia. El problema actual, el mal del momento, es que no se tratan.

El mal actual y grave como muy gráficamente nos indican los adultos responsables es que las primeras faltas, las primeras fechorías, las primeras veces que los adolescentes rebeldes dañan conscientemente las normas elementales de convivencia: se perdonan sin arrepentimiento, se soslayan sin examinar el daño causado y se disculpan por el medio social en que el adolescente vive, sin observar que otros muchachos en igual situación tienen comportamientos ejemplares. No se corrigen y menos aún se castigan.

Basta un alumno con comportamiento disruptivo para impedir el normal desarrollo de una clase. ¿Qué hace normalmente el profesor que se encuentra con un rebelde en el aula? Hacer como si el tal adolescente no existiera. Mirar para otro lado. En caso gravísimo y repetitivo, abrir un proceso de expediente disciplinario que, siguiendo los pasos previstos por la ley, forma el Consejo Escolar del centro quien probablemente dictamine: sería conveniente enviar al alumno a proseguir los estudios en “otro centro escolar”, a ser posible en un centro donde existan aulas de Compensación Educativa.

¿Qué suelen hacer los padres que tienen en casa un rebelde encerrado en su habitación sin hablar días y días, robando, mintiendo, sin escolarizar? Preguntarse en primer lugar que no han hecho en la escuela y en segundo lugar cuestionarse lo qué han consentido.

Porque, afortunadamente, los niños no nacen con quince años. Lo mismo que los niños aprenden a andar, leer y escribir, aprenden pautas de conducta y comportamiento moral. Si no les enseñamos a distinguir el bien del mal, si no les corregimos ni les enseñamos normas para que sepan a qué atenerse, nunca aprenderán a comportarse como hombres, ni acertarán a dar sentido a su vida. Pero los valores se viven, se sugieren, se comparten, no se imponen.

A los tres años quizá les hiciera gracia cuando el niño decía entre lloros y berrinches: no quiero ir a la escuela hoy, o quiero el juguete de Luís es mío, y se salía con la suya.

A los seis quizá les sorprendiera con un punto de orgullo que su hijo mostraba una conducta muy violenta al entrar en el colegio. Llorando, gritando, dando patadas y puñetazos a quienes intentaban conducirlo a su aula, incluso pegándose con la cabeza contra las paredes.

A los doce quizá era el mas peleón de la clase…

Y ahora a los quince ¿qué pueden hacer? Pues aún mucho. Atención psicológica en la educación del autocontrol y de la motivación por aprender, fuerte apoyo en la enseñanza con un grupo reducido o profesor particular y especializado, y muestras constantes de amor aunque no de atención si no es mecida.

Más información en Fundación Belén

¿Y tú que opinas?

Por favor, incluye http://

Tu email no se publicará. La foto de tus comentarios usa Gravatar.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR

Aviso de cookies