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¿Se puede prevenir el suicidio?

Una madre nos escribe angustiada porque su hija adolescente de 15 años habla mucho del suicidio y nos pregunta ¿existe alguna forma de prevenir el suicidio?

Esta mamá ya está ejerciendo una buena fórmula de prevención que consiste en escuchar activamente. Y preocuparse e indagar. Pero se puede hacer aún mas.
La primera causa del suicidio es la depresión, la segunda no aceptar frustración alguna, la tercera tener poco apego social. Para prevenir el suicidio en familia, debemos trabajar al menos en estos tres frentes: lucha contra la depresión, educación en resiliencia y fomento de los vínculos afectivos. Socialmente, los medios de comunicación tienen una grave responsabilidad en esta prevención, pero no la cumplen y este es otro problema añadido.
¿Cómo padres, se puede luchar contra la depresión? Cuidando el cuerpo y el espíritu a la par, nutriéndolos adecuadamente (hay que tomar alimentos ricos en vitaminas y leer buenos libros de poesía, escuchar música, rezar); es conveniente ejercitar cuerpo y espíritu vigorosamente (hay que andar mucho por bellos parajes y reírse y llorar con amigos)y como tercera medida es útil proyectar unidos cuerpo y espíritu hacia el futuro (hacer planes ilusionantes con varios meses de antelación).
¿Cómo se puede educar en la resiliencia?. Primero recordamos que resiliencia es una característica de algunos metales que se aplica de forma creciente a la psicología y consiste en la capacidad de volver a la posición inicial después de recibir un impacto. Es preciso iniciar esta educación en la resiliencia desde la niñez, es preciso dotar al niño de capacidad de aguante y respuesta frente a una frustración. Porque seguro van a llegar algunas a lo largo de su vida.
¿Cómo se puede fomentar los vínculos afectivos?, también desde la muy temprana niñez ampliando los lazos afectivos del niño no solamente con la madre y el padre, sino incluir a los abuelos, tíos, primos, vecinos, amigos. El niño debe sentirse querido por mucha y diversa gente, en distinto grado, con distinta responsabilidad, pero siempre querido, enlazado y recíproco. Debe fomentarse desde la cuna que el niño responda afectivamente a las gracias y ocurrencias de los mayores. Debe sonreír como respuesta a una sonrisa y saludar como respuesta a un saludo. Y sentirse feliz al responder al calor humano que ha despertado con su sola presencia. Es iniciar al bebé en el desarrollo de su inteligencia emocional.

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