Un abuelo nos pregunta si puede ser beneficioso para su nieto, que tiene diez años y una parálisis cerebral no muy invalidante, la equinoterapia.
Según nuestra experiencia directa y según nos cuentan varios padres, es buenísima y muy aconsejable la Equinoterapia. Desde luego su uso viene de largo.
Las primeras referencias que se tienen del uso del caballo con fines terapéuticos, se encuentran en el libro “Las Dietas” de Hipócrates el padre de la medicina en los años 458-377 A.C.. Desde esta fecha, pasando por Galileo, Merkurialis “El Arte Gimnástico”(1569), Charles Castel (1734) creador de Cadera Vibratoria, Samuel Quelmalz (1697-1758) quien escribe la primera referencia del movimiento tridimensional del dorso del caballo y Joseph Tissot (1782) quien en su tratado “Gimnasia Médica y Cirugía” habla del carácter benéfico del paso ecuestre, muchos fisiólogos han descrito los efectos saludables de montar a caballo.
Es es 1901, en Inglaterra (Hospital Ortopédico de Oswentry) donde se efectúa la primera aplicación de la Equinoterapia en un contexto hospitalario.
En 1952, durante la Olimpiada de Helsinki, la Equinoterapia obtuvo relevancia mundial al mostrar como Liz Hartal afectada de poliomielitis, consiguió una medalla de plata en adiestramiento ecuestre, despertando la curiosidad de la sociedad médica.
En 1965 en Francia comienza la Equinoterapia a convertirse en materia didáctica universitaria (Salpentier).
El caballo es el único animal que produce este estímulo neurológico pues otorga el movimiento de su grupa de forma pasiva a la persona que lo monta. Imaginemos lo que beneficia esto para quien pasa su vida sobre una silla de ruedas. El paso del caballo incita al jinete a modificar y mantener su centro de equilibrio, forzándole a desarrollar cientos de ajustes tónicos (musculares) por minuto.
De esta manera, los movimientos del andar equino producen en el jinete vibraciones que son transmitidas por la médula, con una frecuencia de 180 oscilaciones por minuto, siendo la misma información que recibe el cerebro cuando una persona camina. Desde un punto de vista terapéutico es aconsejable cabalgar sin montura, para que el contacto con el caballo sea directo y el jinete reciba sin interferencia el movimiento tridimensional del dorso, el calor y el masaje que el paso del caballo transmite en la pelvis y las piernas.
También desde un punto de vista emocional el contacto con los animales tiene un efecto benéfico y estudiado, en el caso del caballo este contacto es aún más estrecho y directo, mas beneficioso.
Hay muchos centros especializados en equinoterapia en casi todos los países hispanoamericanos, si quiere datos concretos, se los enviaremos con mucho gusto en cuanto nos escriba su ciudad.
¿Y tú que opinas?
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