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Obediencia en la adolescencia

Un padre nos pregunta cómo conseguir que su hijo adolescente obedezca

Es frecuente durante la adolescencia un cambio de actitud ante la obediencia a los padres y por parte de la familia solo cabe poner mucha comprensión y mucha firmeza en el mantenimiento de los límites, limites sobre toda la actuación de su hijo, y que deben ser premiados cuando son respetados y castigados cuando no lo son.

Tambien los castigos y los premios deberian ser fruto de un acuerdo padres/hijos.

Una historieta sobre la rebeldía en la adolescencia:

Una personalidad visitaba en cierta ocasión una ciudad y le llamó la atención un joven a quien veía todos los días tumbado en el césped.
-¿Tú no estudias?, ¿no tienes ocupación?
-¿Como cuál? -dijo el chico, entreabriendo un ojo.
-Podrías estudiar.
-¿Para qué?
-Para ingresar más adelante en la universidad.
-¿Para qué?
-Para obtener un título y poder trabajar.
-¿Para qué?
-Para poder ganar mucho dinero.
-¿Para qué?
-Pues…, para que puedas adquirir una buena casa, y muchas cosas más -contestó aquel hombre, ya un poco perplejo.
-¿Para qué?
-Para que en tu vejez disfrutes de lo que tienes y descanses.
-Pues eso es justo lo que estoy haciendo ahora: descansar.

A la gente joven no se le pueden hacer planteamientos como los que este
personaje ofrecía a aquel chico. Con ideales de ese tipo GANAR DINERO es
difícil dar sentido a la vida de ningun joven.

Y el caso es que a veces, con nuestros cortos ideales, podemos darles
bastante motivo para pensar así. Que no merece la pena esforzarse ni obedecer. Y esta falta de ideales se une a que en la etapa adolescente es frecuente un cierto ambiente social desmitificador, como de persona que cree que ya lo ha visto y probado casi todo -y casi siempre con cierta decepción-, y no encuentran sentido a casi nada. Algo parecido a lo que queda caricaturizado en esta anécdota. Pueden los adolescentes pasar por una fase en la que parece como si para ellos lo importante fuera sólo lo inmediato, gozar, y no se atreven a creer en nada más, porque tienen miedo a decepcionarse luego. Prefieren creer en poco y esperar en nada, porque así se sienten más seguros.

Cuando veamos que les sucede algo de esto, hay que procurar darles ánimos y respaldar su confianza en sí mismos y creer en un Dios amoroso y exigente con nuestras vidas. Decirles que es mejor soñar, desear un futuro, dibujar mentalmente quienes quieren ser en la vida, (aunque luego a veces se equivoquen).

Recordarles como decía Cervantes: Tu mismo te has forjado tu ventura.

¿Y tú que opinas?

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