Nos escribe angustiado un padre por la violencia de su hijo contra sí mismo
La adolescencia -con su dosis de rebeldía- es uno de los problemas que se mitigan con los años…pero la violencia contra él mismo nada tiene que ver con la edad. Sí, con un desequilibrio interior: ¿ha sido el chico siempre violento, desde niño? O ¿es cosa reciente? ¿Le ha visto recientemente un psicólogo? ¿Le ha comentado a su médico esta autoviolencia?
En bastantes casos la violencia contra uno mismo es una, muy mala, forma de gritar: ¡ayúdame!
Como primer paso y por tres meses, desde la Fundación Belén proponemos otra forma de comunicación afectiva, más gestual.Cuando no se lo espera, por la espalda, darle un abrazo al chico y decirle de paso «cuanto te quiero». Rápido. Sorpresivo. Y al día siguiente repetir el abrazo. Así toda la semana. A la siguiente semana el abrazo debe ser de los dos padre y madre. Siempre sorpresivo, rápido.
A la tercera semana decirle una frase elogiosa al tiempo del abrazo: «cuanto me alegro de verte»; «que bien que llegaste a tiempo»; «cómo me gusta tu camisa»…Y preguntarle por sus gustos: ¿qué te apetecería para cenar mañana? ¿Qué película quieres que veamos?
Aunque no se lo merezca, necesita sentirse querido por sus padres. Y con paciencia y perseverancia se lo podéis hacer sentir.
Decía un filósofo griego «Quiéreme cuando no me lo merezca, porque es cuando más lo necesito». La moderna psicología repite este misma sentencia: el amor es medicina.
Probar tres meses, con paciencia y perseverancia esta terapia gestual afectiva. Y escribanos por favor con los resultados.
¿Y tú que opinas?