Una madre nos escribe preocupada por ver a su hija adolescente metida en el mundo de la droga y con un comportamiento muy rebelde
La adolescencia es un periodo comprometido y difícil en la vida de las chicas y bastante más tras una separación borrascosa de los padres.
Su mal comportamiento, su aislamiento, su rebeldía o su apatía es muchas veces una muy mala forma de decir: socorro, ayúdame¡ El tema de la drogadicción es tema aparte, es una enfermedad adquirida voluntariamente, pero es enfermedad y necesita curación de cuerpo y espíritu. Te recomiendo que leas https://fundacionbelen.org/problemas/drogodependencias/ . Pero tienes que hablar con claridad a tu hija sobre la asociación comprobada científicamente que existe entre la marihuana y la esquizofrenia (la prevalencia del consumo de sustancias dentro de este grupo de pacientes se estima entre un 40-50% que contrasta con el 16% que se estima en la población general).. Tu hija NO puede jugarse su porvenir, ni su cerebro, por el simple razonamiento «es que me encuentro mejor». Puedes ponerte en contacto con la Fundación Proyecto Hombre http://www.proyectohombre.es para buscar salida, terapia y consejo.
Por otra parte, ya con el curso empezado y con problemas de drogas, no es muy aconsejable cambiar a tu hija de centro, ni internarla. Desde la Fundación Belén proponemos a las madres como recurso adicional a la terapia, iniciar una nueva fórmula de comunicación gestual afectiva para recuperar el entendimiento con su hija adolescente conflictiva.
Empezar la primera semana dándole diariamente un abrazo sorpresivo por la espalda en silencio, cuando no se lo espere, rápido e intenso.
La segunda semana dos abrazos, mañana y tarde. También sorpresivo y silencioso.
La tercera semana decirle al tiempo una frase cariñosa: «cuanto te quiero¡», «que bien te sienta esta camiseta», «que alegría verte¡¡¡»…
La cuarta semana pedirle además su parecer al tiempo del abrazo: ¿qué te apetece cenar hoy? ¿quieres que veamos juntas el partido o la película?
Es muy importante que tu hija perciba todo lo mucho que la quieres y lo mucho que te importan sus acciones, ideas y opiniones. Tu hija necesita tu admiración para crecer en su autoestima. Y necesita pasarlo bien contigo para salir del caparazón de la droga que es el aislamiento artificial en que se ha envuelto.
Decían los clásicos griegos: «quiéreme cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito» y la moderna psicología abunda en esta idea: el amor todo lo cura, el amor es la mejor medicina familiar. Prueba esta terapia dos meses y escríbenos con los resultados.
¿Y tú que opinas?