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Con 4 años es rebelde

Una madre nos pregunta si es normal que su hija de 4 años no solamente no obedezca sino que es rebelde

Suponemos que la niña está escolarizada, porque sería conveniente como ayuda a determinar si las reacciones de su niña son normales o si precisa una educación especial. Suponemos también que ha seguido las pautas del pediatra y que la niña tiene un buen seguimiento médico, y que por tanto goza de buena salud.
Si las dos suposiciones son correctas, es decir si su niña tiene buena salud y está escolarizada con normalidad, entonces las reacciones de su hija son «mañas» para atemorizarle o para conseguir sus propios caprichos. Te adjuntamos una serie de indicaciones que pueden serte útiles en el día a día.
Primero, hay que afirmar que los problemas de conducta de su hija de 4 años son frecuentes. Es una edad conflictiva porque a esta edad están los niños en plena etapa del desarrollo del ego y del negativismo. Como los niños no adquieren plenamente el lenguaje hasta los 3 años, se considera que por debajo de esa edad, es normal que el niño pueda expresar el desagrado gritando, llorando o pataleando. A partir de los 4 años el niño busca sus propios límites frente a toda autoridad (padres y maestros), quiere saber «hasta donde puede llegar». Y es el primer momento crucial en la crianza.
Segundo, los padres (y tu como madre responsable única con mas motivo) y maestros deben establecer las normas y los límites sobre lo que es de obligado cumplimiento para con el niño: su salud, su educación y la convivencia conforman el primer escalón.
– La salud comprende: normas de seguridad (no cruzar la calle sola, no asomarse a la ventana…), normas de alimentación (se come lo que hay en el plato masticando bien…) y normas de conducta (horas de sueño, horas de juego..)
– La educación comprende: normas de obediencia en cumplimiento de horarios, en ayuda en el hogar (recoger juguetes, ordenar ropa…) en visionado de Televisión (siempre por debajo de UNA hora diaria…), en asistencia y puntualidad al centro escolar.
– La convivencia comprende: normas de afecto entre los miembros de la familia (darse un beso y un abrazo al levantarse y acostarse, irse y volver a la escuela…), normas de tratamiento entre vosotras dos, tu familia y en la escuela con los profesores.
Como madre ocupada en la buena crianza de tu hija te recomendamos que aproveches bien esta edad: piensa en cuando tenga 15 años, y sienta bien las bases de una buena educación, es el momento de empezar a hablar de «portarse bien». Y es el momento de establecer premios y castigos.
Que tu niña se porta bien, premio. ¿Que premio? La «atención» y un beso o un abrazo instantáneo, sobre la marcha justo después de haber obedecido y ayudado es el mejor premio con una frase alentadora tipo: «lo has hecho muy bien»; «cuanto me alegro por tu buen comportamiento»; «Eres genial¡, que bien te portas…»
Que tu niña se porta mal: castigo. ¿Qué tipo de castigo? «la desatención» : no hacerle caso en cinco o diez minutos. te vuelves de espaldas y sigues haciendo tus tareas. No le hablas, no le miras, no le escuchas… en cinco o diez minutos. Y después le reprendes suavemente y con argumentos tipo » que pena que te portes tan mal, con lo bien que tu sabes hacerlo…»; «me gustaría mucho que la próxima vez obedezcas y cumplas bien, como tú sabes…»; «hacer las cosas bien es la forma de agradar en la vida a los demás, y tu sabes cómo conseguirlo»…
Para un niño de 4 años la atención de su madre es lo MAS importante de su mundo infantil. Aprovecha esta situación para sentar las bases de su comportamiento en la vida.
Entre los dos y los cinco años, los niños no han aprendido las palabras idoneas con las cuales pedir lo que necesitan, en muchos casos ayuda; por ello, sus palabras implican exigencias, y si no obtienen un resultado inmediato el resultado, inevitablemente, será un berrinche.
Pero tu niña tiene que aprender dos cosas muy importantes en la vida: a saber esperar y a saber buscar alternativas. A menudo el berrinche, la pataleta, responde a la fatiga, la enfermedad, la sobre estimulación u otras tensiones. Pero no hagas caso (aunque tenga motivos) de un mal comportamiento.
A los niños que se les consienten los berrinches y pataletas tienen más posibilidades de padecer problemas emocionales de adultos y pueden convertirse en personas egoístas y narcisistas. Las madres que ante la rabieta ceden y luego responden con sentimientos de culpa, charlas o sarcasmos no solucionan el problema sino que contribuyen a formar adultos ‘enfadícas,’ agrios, exigentes y despóticos.
Tu niña no puede ser así, comienza hoy a marcarle los límites de su buen comportamiento: escríbelo en un folio y ponlo en la nevera con un imán.
Tu abrázala bien cuando se porte bien, acaríciela todas las noches al meterla en la cama y leerle un cuento, dale achuchones a volver del colegio y al despedirse. Sea muy cariñosa, muy afectuosa y dígale palabras de ánimo siempre que se porte bien.

¿Y tú que opinas?

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