Nos escribe un padre desesperado por el comportamiento rebelde de su hijo de 16 años superdotado
No le extrañe su comportamiento, su hijo a las típicas dificultades de la adolescencia el chico superdotado suma las dificultades de sus altas capacidades intelectuales. Este periodo de la vida no es fácil para ningún chico, y se complica aún más cuando hablamos de los superdotados porque es una etapa de grandes transformaciones.
Las capacidades cognitivas cambian y los jóvenes reflexionan sobre sus propios pensamientos, tienen opiniones sobre conceptos relacionados con los valores sociales y morales cada vez más concretos y afianzados.
También en este periodo el papel de los padres es crucial, ya que la falta de interés de los progenitores por el trabajo de sus hijos puede generar que el rendimiento de los superdotados baje, así como la falta de seguridad en ellos mismos.
Existe un porcentaje muy importante de chicos superdotados que si no reciben el apoyo necesario, opta por abandonar los estudios, a pesar de su alto coeficiente intelectual.
Los adolescentes superdotados deben de gozar de más libertad para tomar decisiones y amplia responsabilidad, aunque sin descuidar el apoyo familiar.
El adolescente superdotado, aunque no suelen tener problemas con sus compañeros, se suele sentir incomprendido por ellos y prefieren compartir su tiempo extraescolar con personas mayores. Personas con desarrollo intelectual parecido al suyo; razón por la cual sus amigos suelen ser más escasos que los de cualquier adolescente de su edad.
En recientes investigaciones se ha demostrado que hay una estrecha relación entre inteligencia, confianza en sí mismo, autoimagen positiva y auto aceptación.
A los padres de adolescentes superdotados, desde la Fundación Belén, les proponemos buscar una asociación de familias con hijos superdotados cercana al domicilio, para que se encuentren los chicos con otros adolescentes igualmente brillantes. Como recurso adicional empezar una nueva fórmula de comunicación gestual afectiva.
Empezar la primera semana dándole diariamente un abrazo sorpresivo por la espalda en silencio, cuando no se lo espere, rápido e intenso. Madre y padre en distinto momento.
La segunda semana dos abrazos, mañana y tarde.
La tercera semana decirle al tiempo una frase cariñosa: «cuanto te quiero¡», «que bien te sienta esta camiseta», «que alegría verte¡¡¡»…
La cuarta semana pedirle además su parecer al tiempo del abrazo: ¿qué te apetece cenar hoy? ¿quieres que veamos juntos el partido?
Es muy importante que tu hijo perciba todo lo mucho que le queréis y lo mucho que os importan sus acciones, ideas y opiniones. Tu hijo necesita toda vuestra admiración para crecer en su autoestima. Y necesita pasarlo bien en familia, jugar juntos, hacer excursiones juntos, cenar a diario en familia con la televisión apagada, y si puede ser habiendo cocinado juntos los alimentos, mucho mejor.
Decían los clásicos griegos: «quiéreme cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito» y la moderna psicología abunda en esta idea: el amor todo lo cura, el amor es la mejor medicina familiar. Prueba esta terapia dos meses y escríbenos con los resultados.
¿Y tú que opinas?