Un padre nos pregunta sobre posibles salidas para su hijo adolescente al que hace unos días han diagnosticado con «inteligencia límite».
Como seguro ya sabe el diagnóstico de » inteligencia límite», es un término utilizado para referirse a aquellas personas que tienen un coeficiente de inteligencia un poco por debajo del promedio considerado normal. Pero no es un límite fijo dado que la inteligencia es plástica y varía conforme la actividad que realiza. Tampoco el diagnóstico es un «límite» que incapacite al adolescente para llevar una vida independiente y feliz.
Un diagnóstico de IL con frecuencia implica ciertas dificultades en integrarse o adaptarse al entorno social. Pero afortunadamente NO es el caso de su hijo. Si ha estudiado hasta ahora sin problemas, si sabe cocinar, asear su cuarto, permanecer solo en su casa, su hijo tiene autonomía personal, y sabe HACER más cosas que la mayoría de los chicos de su edad.
En las últimas investigaciones neurológicas se está descubriendo que el cerebro se desarrolla conforme se trabaja: HACER es la palabra clave en inteligencia. Tenga la absoluta seguridad que su hijo saldrá adelante con su ayuda. Será independiente, será útil a los demás, será un buen trabajador y será un hombre feliz y capaz de hacer felices a los demás, empezando por Usted, su padre. En su día tendrá una familia y no se preocupe que la inteligencia no se hereda, SE HACE día a día. No lo dude, su hijo tendrá una vida normal.
Deje al chico en el centro escolar donde está. Siga llevándole a teatro y natación. Salga con él de paseo siempre que pueda, a museos, al parque de picnic, al cine…Diviertase mucho con él.
Desde la Fundación Belén proponemos a los adolescentes con este tipo de personalidad comenzar una formación profesional, eso que los anglosajones llaman “formación vocacional”, que es un término más preciso. Su hijo debe seguir formándose en aquello que más le guste hacer: jardinería, fotografía, música, gimnasia, informática, pintura…Lo que sea. Aquello que más le llame la atención, aquello que le guste HACER a todas horas, esa es su “vocación”.
Y su futuro. Y en lo que deberá seguir formando y mejorando. Su hijo deberá aprender HACIENDO, no estudiando. Y con compañeros que les guste hacer lo mismo tendrá afinidad y compañerismo. Y se sentirá a gusto. Le adjunto varios enlaces sobre formación profesional.
Y para mejorar su autoestima desde la Fundación Belén proponemos a los padres como primer recurso iniciar una nueva fórmula de comunicación gestual afectiva. Empezar la primera semana dándole diariamente un abrazo sorpresivo por la espalda en silencio, cuando no se lo espere, rápido e intenso.
La segunda semana dos abrazos, mañana y tarde.
La tercera semana decirle al tiempo una frase cariñosa: “cuanto te quiero¡”, “que bien te sienta esta camiseta”, “que alegría verte¡¡¡”… La cuarta semana pedirle además su parecer al tiempo del abrazo: ¿qué te apetece cenar hoy? ¿quieres que veamos juntos el partido?
Es muy importante que tu hijo perciba todo lo mucho que le quieres y lo mucho que te importan sus acciones, ideas y opiniones. Tu hijo necesita toda tu admiración para crecer en su autoestima. Y necesita pasarlo bien contigo, jugar juntos, hacer excursiones juntos, cenar a diario juntos con la televisión apagada, y si puede ser habiendo cocinado juntos los alimentos, mejor.
Decían los clásicos griegos: “quiéreme cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito” y la moderna psicología abunda en esta idea: el amor todo lo cura, el amor es la mejor medicina familiar.
¿Y tú que opinas?