Una madre nos escribe preocupada porque su hijo de 3 años aún no habla
El retraso en el lenguaje es uno de los problemas más frecuente en el neuro desarrollo infantil. Aproximadamente 1 de cada 7 niños hablará más tarde que los otros de su misma edad.
Pero la dificultad en la comunicación produce frustración en el niño y sobre todo en los padres.
Cuando intentamos decir algo y no conseguimos expresarnos o los demás parecen no entendernos, nos sentimos decepcionados, cuanto más importante sea el mensaje, mayor nuestra decepción que puede llegar a enfado. Cuando un niño no consigue hacerse entender también se enfada.
Si no entendemos lo que el niño quiere decir, no es raro que el niño muerda o pegue porque no sabe controlar su frustración.Los niños aprenden antes a comprender el lenguaje que a expresarse.
Si tu hijo es tan ágil, simpático y hábil con las manos como cualquier niño de su edad, pero sus primeras palabras aparecen tarde o le cuesta mucho ir aprendiendo palabras nuevas debes acudir al médico. Si después de una revisión el especialista opina que todo es normal, entonces multiplica el tiempo que mantienes hablando diariamente con tu hijo.
El adulto también asigna al niño un papel activo en la «conversación» incluso antes de que el niño pueda hablar. Interpreta sus gestos y acciones y dice en voz alta lo que cree que el niño está pensando. Los niños responden con gestos o sonidos a los que los adultos atribuyen significado.
Por ejemplo: madre: «aquí está tu peine»; el niño coge el peine; madre: «te peinas muy bien»; el niño se peina; madre: «¿te pones guapo?»; el niño asiente; madre: «¿mamá también se pone guapa?; el niño asiente y le pasa el peine; madre: «mira, yo también me pongo guapa» mientras hace que se peina. Después aparecerán sonidos, rudimentos de palabras, que sólo entenderán los padres. En esta conversación «privada» los padres entienden enseguida a sus hijos, pero no entienden lo mismo que otros adultos. A medida que va mejorando el niño su vocabulario y que se desarrollan sus habilidades lingüísticas, irá mejorando la capacidad expresiva y será mejor comprendido por todos.
Como en cualquier otra cosa, la práctica del lenguaje es lo que facilitará su aprendizaje. Aunque entiendas lo que quiere decir tu hijo, ayúdale a que se esfuerce en hablar para que los demás también le entiendan.
Conviene pasar bastante tiempo hablando con los niños. Por ser práctico digo que hay que hablar por lo menos una hora diaria. Este ejercicio de hablarle al niño, tú lo puedes hacer con tu hijo en casa, en la calle, en las tiendas…Disfruta del juego de hablar con tu hijo, explícale historias sobre el mundo que le rodea. Háblale continuamente, aunque sepas que no siempre atiende ni te entiende, pero si tú no le hablas ¿cómo va a aprender si no?
Cuando tu hijo use gestos, sonidos y palabras para expresarse, no le ignores, contéstale. Siempre contéstale con palabras y con un abrazo y díle al tiempo frases como: «que bien te expresas»; «que gusto entenderte»; «que alegría me da el entendernos tan bien»…. esto le animará a tu hijo a expresarse.
Si tu hijo tiene intención de comunicarse, aunque a veces puede sentirse inhibido por un contexto distinto al familiar, ya sea escolar o social tú anímale a que se exprese. Acompáñale en sus esfuerzos por comunicarse.
Pero si tu instinto de madre te dice que vuelvas al médico, no lo retrases y vuelve cuantas veces sean precisas hasta conseguir que te atiendan. Esta espera no debe ser con los brazos cruzados y la boca cerrada, todo lo contrario. Practica con tu hijo juegos que necesiten explicarse, ya sea el escondite, ya sea con los naipes, con las construcciones, con lápiz y papel dibujando. Siempre tú hablándole, «mira tu ahora te escondes donde yo no te vea y voy a buscarte después de contar hasta diez»; «ahora vamos a bailar un poquito, tu debes mirarme y copiar mis movimientos»…; «ahora vamos a jugar a descubrir este naipe y ver que figura sale, si tu aciertas el naipe es para ti…»; «voy a pintar una casa, tu dime quien vive en esta casita…»
Como tantas acciones que se realizan en los primeros años de vida, hablar es difícil, tan difícil como andar. Requieren perseverancia tanto por parte del niño como de la madre. Pero sobre todo mucho amor. Cada esfuerzo merece un gran abrazo. Y estarás sentando las bases para una fluida comunicación familiar futura, para cuando el niño tenga 15 años y sean otras las dificultades.
¿Y tú que opinas?