Nos escribe una madre desde Chile con inquietud por saber si su hijo, al que describe con esmero, pueda ser superdotado
Antes de nada enhorabuena por ser una madre comprometida con su educación y con la cercanía y acompañamiento de su hijo.
Es la mejor fórmula de crianza: el amor y la cercanía.
Hasta los 7/8 años todas las pruebas (test) de inteligencia no son fiables con rotundidad. Ahora sí puede ya realizarlas.
Pero los padres, sobre todo las madres, sabemos cuándo un hijo es superdotado o tiene altas capacidades y podemos hacer mucho por estimular y ofrecer autoconfianza en estos niños, porque todos los niños crecen conforme a las expectativas de los padres: se ven en nuestros ojos. Puedes leer sobre este tema el llamado «Efecto Pigmalión» en nuestra web: https://fundacionbelen.org/base-datos/efecto-pigmalion/
Su hijo por lo que nos cuenta, muy probablemente, tiene altas capacidades, pero seguro, con certeza, tiene muy buena estimulación por parte de Ustedes como padres. Si no fuera así, no podría tener el desarrollo intelectual que tiene con 7 años.
Los niños con altas capacidades saben leer y escribir desde muy pequeños. Parecen ventajas, pero los niños con «altas capacidades» con frecuencia sufren en clase por partida doble: por incomprensión y por acoso. El Ministerio de Educación de Chile, el Mineduc, cuenta con una herramienta que considera las altas capacidades dentro del aula, y que puede ser aplicada desde la etapa de párvulo en adelante: Decreto Nº 83 de 2015.
Miguel de Zubiría, un psicólogo javeriano y profesor universitario, considera que los niños con altas capacidades «son como las rosas, requieren un cuidado muy especial para que se desarrollen debidamente. Son sensibles a la falta de afecto y a la deprivación cultural. Sin una atención especial, empiezan a perder su potencial a los 6 años, cuando enfrentados a la incomprensión del medio, frustran su inteligencia. Se automutilan, para nivelarse con el promedio de los otros niños en clase».
¿Qué pueden hacer Ustedes? Muchísimo. En primer lugar olvidarse de los diagnósticos errados o prematuros y perseguir una evaluación correcta, actual, sabiendo que el Coeficiente de Inteligencia (CI) es una cifra que sólo tiene una utilidad de aproximación, porque según los últimos descubrimientos en neurología, el cerebro es plástico, y cambia diariamente según nuestra actividad: somos lo que hacemos.
Un buen lugar cercano para realizar esa evaluación primera puede ser el programa Beta de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, BETA-PUCV. Teléfono: +56 32 237 3690. Correo electrónico: beta@pucv.cl
En segundo lugar continuar haciéndole crecer intelectualmente a su hijo a diario, ofreciéndole todas las tardes a la vuelta del colegio papel y lápices de colores. Pídale que pinte lo que ha aprendido en clase. Pídale que se invente un cuento y lo dibuje. Alabe sus dibujos y sus escritos mucho. Y crecerá aún más intelectualmente, ya lo verá. Ofrézcale libros de ciencias, geografía y cultura universal para ver y leer juntos. Invítele muchas tardes a bailar al son de la música…porque es muy importante que también os divirtáis juntos, que al volver del colegio practiquéis aficiones: futbol, teatro, música… Hacer es el verbo de todo aprendizaje.
En tercer lugar leer con interés cuanta literatura sobre altas capacidades puedan encontrar. Puede encontrar más enlaces al final de nuestra página web sobre Superdatados https://fundacionbelen.org/hijos/superdotados/
¿Y tú que opinas?