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Reconducir la rebeldía

El mal comportamiento y sobre todo la rebeldía durante la adolescencia, en muchas ocasiones, es un grito de “ayúdame” muy mal enfocado.

Desde la Fundación Belén proponemos como primer remedio un cambio en la comunicación padres/hijo. Es otra forma de comunicación, una comunicación gestual y sobre todo afectiva.

Sorprenderle hoy con un abrazo cariñoso, furtivo, rápido, por la espalda, cuando no se lo espera y le decís al tiempo: ¡cuánto te quiero!.

Y os vais. Los dos: padre y madre. Cada uno a un tiempo distinto.

Y mañana otro abrazo. Todo muy rápido y muy sentido. El amor es necesario expresarlo, y hacerlo entender, y demostrarlo. Aunque hoy no se lo merezca, aunque no lo parezca el adolescente lo que más necesita son vuestras pruebas de afecto y aprobación. Al mismo tiempo que le dais un abrazo pasado mañana decirle alguna frase positiva «que guapo estás», «que bien te siente esa camisa», “qué buen criterio tienes”…

Y pasado multiplicar el abrazo por dos. Mañana y tarde. Y las frases cada vez mas positivas «cuanto me alegra que hayas llegado a tiempo», “cada día confío mas en ti”… Preguntarle por sus gustos y opiniones: tras ver juntos un programa de televisión, o un partido, o una película «¿te ha gustado?» , ¿qué te parece el director o el entrenador?.

Vuestro hijo adolescente necesita vuestro afecto y admiración a raudales, sentirlos, entenderlos, necesita aumentar su seguridad y su autoestima. No con mal comportamiento y huidas del centro escolar puede crecer y hacerse hombre.

Lo que de verdad necesita es afianzar su personalidad gracias a  vuestro amor, respeto y admiración.

Recordar que la familia tiene un papel importante, fundamental en esta  tarea de la creación de autoestima por parte del adolescente.

Buscar los dos, padre y madre,  hacerle comprender vuestro amor de forma que el lo entienda. Día a día con perseverancia. El amor hace milagros.

Probar esta terapia durante dos meses, día a día. Os aseguro que os sorprenderá su cambio de actitud.

Cuatro facetas que componen la personalidad del adolescente

Vinculación: es mantener unas relaciones personales efectivas y satisfactorias tanto con su propia familia como con sus amigos

  • Singularidad: es tener un aceptable nivel de autoestima y de autoconocimiento sobre sus puntos fuertes de personalidad y los puntos a desarrollar
  • Poder: es saber hacer un balance sobre sus propias fuerzas y recursos, intereses y objetivos personales
  • Modelos: es tener delante una persona admirable que le sirva de estímulo y ejemplo, para poder ver con claridad los objetivos y metas en su vida

Ayudar a los adolescentes a acrecentar su autoestima es reforzar así sus recursos para la vida adulta. Para él es una auténtica necesidad fraguar su identidad y sentirse bien consigo mismo.

Vinculación

Resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al establecer vínculos que son importantes para él y que los demás también reconocen como importantes. (Por ejemplo: tener novia)

Pueden descubrirse problemas de vinculación si se presenta alguno de los siguientes comportamientos:

  • No puede comunicarse con facilidad
  • Es incapaz de escuchar a los demás y comprender sus puntos de vista.
  • Es tímido, tiene pocos o ningún amigo y elude de forma activa las situaciones sociales
  • Es poco consciente de los intereses o necesidades de los demás.
  • Habla negativamente de su propia familia, o grupo étnico en público.
  • Rara vez o nunca se ofrece para ayudar a los demás.
  • No cae bien a sus compañeros.
  • Resulta incómodo a los adultos o, por el contrario, intenta siempre captar su atención
  • Suele relacionarse más con cosas y animales que con gente
  • Lleva un montón de “porquerías” en el bolsillo y las valora excesivamente.
  • Tiene dificultad para expresar sus ideas, necesidades y sentimientos de manera directa.
  • Le molesta tocar a los demás o que le toquen.

 Comportamiento a desarrollar con un adolescente que tiene escasa vinculación

  • Preste atención a su hijo cuando le busque
  • Demuéstrele afecto en todo lo que le diga o haga.
  • Elogie con frecuencia su trabajo de manera concreta.
  • Apruebe de forma ostensible cuando se relacione bien con los demás.
  • Respete sus amistades dándole la oportunidad de que las reciba en casa.
  • Comparta sus sentimientos con él, que vea cómo le afectan las cosas.
  • Comparta intereses, aficiones y algunas de sus preocupaciones con el adolescente.
  • Haga con él de cuando en cuando algún plan especial que satisfaga sus intereses o necesidades particulares.
  • Pase algún tiempo solo con él, sin que las necesidades de otros miembros de la familia le sirvan de distracción.

Singularidad

Es el resultado del autoconocimiento y respeto que el adolescente siente por las cualidades o atributos que le hacen único. Se refuerza con el respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas cualidades (Ser buen deportista, tener buenas notas, ser simpático).

El adolescente con escaso sentido de singularidad

  • Hablará negativamente de sí mismo y de sus logros.
  • Se enorgullecerá poco o nada de su apariencia.
  • Demostrará poca imaginación y rara vez propondrá ideas originales.
  • Hará cosas como se le diga, sin apenas aportar nada de su propia cosecha.
  • Se sentirá incómodo cuando se le destaque o se le pregunte en clase.
  • Buscará con frecuencia el elogio, pero cuando lo consiga se sentirá confuso y lo negará.
  • Hará alardes cuando no sea el momento.
  • Se adaptará a las ideas de otros
  • Tenderá a clasificar a los demás de un modo simple.

 Cómo desarrollar  la singularidad del adolescente

  • Resalte y reafirme sus dotes y características especiales
  • Acepte que su hijo adolescente exprese sus propias ideas, anímele a ello, aunque sean diferentes que las que usted tenga.
  • Transmita su aceptación, incluso cuando tenga que censurar su comportamiento.
  • Descubra aspectos positivos en las ideas o en las conductas no habituales que manifieste, y alábeselos.
  • Acepte su experimentación con distintos trabajos, actividades o ideas.
  • Respete sus puntos de vista , su singularidad, intimidad y sus pertenencias.
  • Déjele llevar a cabo tareas que supongan responsabilidad, de forma que vaya adquiriendo conocimiento de sus habilidades singulares.

Poder

El adolescente hace un balance de su disponibilidad de medios, de sus oportunidades y de su capacidad para conseguir objetivos y para modificar las circunstancias de su vida.

El adolescente que no desarrolla una sensación de poder

  • Suele eludir afrontar la responsabilidades.
  • Se echará atras en las tareas que supongan para él un reto. Sus típicas respuestas serían “no sé cómo” o “eso no sabré hacerlo nunca”.
  • Actuará dando la sensación de estar desvalido y evitará hacerse cargo de los demás.
  • Puede carecer de control emocional. Una demostración continua de furia, miedo, histeria o incapacidad para enfrentarse a la frustración indica una carencia definida de control personal.
  • Puede ser excesivamente exigente o terco.
  • Puede querer siempre ser el líder, hacer las cosas a su manera.
  • Se negará a discutir opciones y a compartir su autoridad.

Cómo mejorar al adolescente con una escasa sensación de poder

  • Incremente y estimule su responsabilidad personal en temas familiares.
  • Ayúdele a ser consciente de su propio proceso de toma de decisiones.
  • Evalúe y aplauda su procedimiento para resolver situaciones problemáticas.
  • Reafirme los éxitos que obtenga.
  • Respete el grado actual de competencia del adolescente.
  • Estimule al adolescente a fijarse objetivos personales, tanto a corto como a largo plazo.
  • Reafírmele en público cuando influya en otros compañeros de manera positiva

Modelos

Son los puntos de referencia que dotan al adolescente de los ejemplos adecuados, humanos, filosóficos y prácticos. Le sirven para establecer su escala de valores, sus objetivos, ideales y modales propios (un héroe, un maestro, un familiar muy especial…)

Problemas que suelen plantear los adolescentes con falta de modelos

  • Confundirse de modelo con frecuencia y malgastar su tiempo en actividades que aparentemente no tienen ningún objeto (perseguir un cantante)
  • Pueden ser desaliñados en su persona y en sus cosas.
  • Confunden lo bueno y lo malo.
  • Le cuesta decidirse a hacer o decir algo.
  • Responde a las instrucciones que se le dan de modo confuso o rebelde.
  • Se muestra inseguro en los métodos y en los objetivos que elige cuando trabaja en equipo.
  • Solicita continuamente instrucciones
  • Cree que solo hay una manera de hacer las cosas.

 Cómo ayudar al adolescente que carece de modelos

  • Recuerde que usted es el modelo básico para su hijo desde la cuna, sea un buen ejemplo, acorde con sus creencias.
  • Presente pronto a su hijo aquellas personas a las que usted tiene gran estima, bien mediante el contacto personal, o por medio de obras literarias.
  • Ayúdelo a entender bien aquellas cosas en las que cree.
  • Hable con él de su escala de valores. Y si le pregunta por sus creencias, háblele honradamente.
  • Fomente sus ideales, objetivos de comportamiento y aprendizaje.
  • Enseñe y razone los pasos que debe dar para conseguir sus objetivos.
  • Procure que afronte las consecuencias de su comportamiento.
  • Deje clara la relación causa-efecto en lo que se refiere a sus acciones u omisiones
  • Ayúdele a que entienda como puede realizar su propia tarea.
  • Haga un esfuerzo por escuchar y entender su comportamiento. Comprender no significa aceptar permisivamente conductas destructivas.

Recuerde la canción “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así, porque nadie me ha tratado con amor”. El amor materno y paterno son indispensables para la salud física y psíquica del hijo. Las graves faltas en la personalidad del adulto provienen principalmente de la falta de amor familiar en la infancia y en la adolescencia.

Con consejos e ideas de Gloria Marsellach Umbert, Psicóloga y  de P. Jorge Loring autor de “Educar al adolescente”.

Decálogo de un adolescente

  • Enséñame con el ejemplo a cómo prepararme para el amor
  • Ayúdame en mis ideales de fe y servicio al prójimo.
  • Trátame como a un adulto y aprenderé a serlo
  • Ayúdame a apreciar mis capacidades y limitaciones.
  • Ayúdame a clarificar mis problemas y encontrar soluciones.
  • Ayúdame a usar bien el dinero con el ejemplo
  • Déjame elegir mi ropa.
  • Déjame construir mis propias convicciones.
  • Respeta mi privacidad.
  • Comunícame tu experiencia y ayúdame a tener la mía.

En el Suplemento religioso del diario ABC, Alfa y Omega, apareció esta carta de Gloria Tejedor que tituló. Carta de un hijo a todos los padres del mundo:

  • No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuanto puedo coger.
  • No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.
  • No me des siempre órdenes. Si, en vez de órdenes, a veces, me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
  • Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo. Pero también si es un castigo.
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces sentirme mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces sentirme peor que los demás, seré yo quien sufra.
  • No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide, y mantén esa decisión.
  • Déjame valerme por mí mismo. Si tú todo lo haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
  • No digas mentiras, ni me pidas que las diga. Me haces sentirme mal, y perder la fe en lo que me dices.
  • No me diga que haga una cosa si tú no la haces. yo aprenderé de lo que tú hagas, no de lo que tú digas.
  • Enséñame a amar y conocer a Dios. Aunque me lo enseñen en el colegio, no vale si tú no lo haces.
  • Cuando te cuente un problema mío, no me digas que no tienes tiempo para bobadas. Trata de comprenderme y ayudarme.
  • Y quiéreme. Y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo»

 

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