Menú Desde 1996 información y formación gratuitas para familias con hijos con problemas

Prevención del suicidio

Los problemas son temporales y remediables, el suicidio es irremediable.  Más de un millón de personas mueren cada año por suicidio, y esta es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad. Hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros 20 intentaron suicidarse. Los suicidios se pueden prevenir. Para ayudar a la prevención la Fundación Belén ha creado el proyecto «Yo ante la vida» en el 2024, una investigación sobre «el sentido de la vida«.

Para que las respuestas nacionales sean eficaces, se necesita una estrategia integral multisectorial de prevención. La Organización Mundial de la Salud ofrece una serie de «consejos para prevenir el suicidio «
También para prevenir se puede leer la página «¡Vive! Por favor»  y para pedir ayuda acudir al Teléfono de la Esperanza

Para saber más

Guía de la Comunidad de Madrid de autoayuda: «¿Qué puedo hacer?»

Definición

El suicidio es un acto mediante el cual deliberadamente uno se quita la propia vida.

El comportamiento suicida es cualquier acción intencionada, con consecuencias potencialmente graves, en la que se pone en riesgo la propia vida. Como tomarse una sobredosis de drogas o estrellarse en un automóvil o tirarse desde la ventana de un edificio alto.

La mayoría de los suicidas dan avisos previos sobre sus intenciones. Así pues , deben tomarse en serio todas las amenazas de auto lesión. Además, la mayoría de las personas que intentan suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte, quieren atención por parte de sus familiares y amigos.

Causas, incidencia y factores de riesgo

Las conductas suicidas pueden acompañar a muchos trastornos emocionales como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Más del 90% de todos los suicidios se relacionan con trastornos emocionales profundos u otras enfermedades psiquiátricas.

Las conductas suicidas a menudo ocurren como respuesta a una situación en la cual la persona se ve abrumada. Como el aislamiento social, la muerte de un ser querido, un trauma emocional fuerte, enfermedades físicas graves, envejecimiento, desempleo o problemas económicos graves. Pero no son nunca las circunstancias las que desencadenan el comportamiento suicida sino cómo se viven, cómo se perciben. Los sentimientos de culpa, la falta de apoyo familiar, la soledad, la dependencia de las drogas o el alcohol mas una cierta fragilidad emocional, son factores proclives al comportamiento suicida.

En Europa y en los Estados Unidos, el suicidio es responsable de aproximadamente el 1% de todas las muertes cada año. La tasa más elevada se sitúa entre las personas ancianas, pero hay un aumento grave entre los adolescentes. El suicidio es ahora la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años, después de los accidentes.

Los intentos de suicidio que no resultan en muerte, sobrepasan los casos de suicidios verdaderos. Muchos intentos de suicidio no logrados, se llevan a cabo en una forma en que el rescate sea posible, lo cual a menudo representa un grito desesperado buscando ayuda.

Los métodos de intento de suicidio varían desde los relativamente no violentos (como envenenamiento o sobredosis) hasta los violentos (como dispararse a sí mismo con un arma). Los hombres tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos, lo cual puede explicar el hecho de que los intentos de suicidio en hombres sea más numeroso que entre las mujeres.

Los intentos de suicidio siempre deben tomarse en serio. Es un problema grave que indica una grave dolencia. No hacerles caso y verlos como un acto para llamar la atención puede tener consecuencias irreparables.

Los familiares de las personas que han cometido un intento de suicidio fallido, a menudo se culpan o en ocasiones se enfadas mucho con la persona enferma, ya que ven el intento o el acto como una actitud egoísta. Sin embargo, cuando las personas tienen una conducta suicida, con frecuencia piensan erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y parientes, al irse de este mundo y esta creencia irracional los lleva a tener este comportamiento.

Síntomas

Signos tempranos

  • Depresión
  • Frases o expresiones de sentimientos de culpa
  • Tensión o ansiedad
  • Nerviosismo
  • Conducta impulsiva

Signos críticos

  • Cambio de conducta repentino, especialmente de calma después de un período de ansiedad
  • Regalar pertenencias, intentos de «poner en orden asuntos personales»
  • Amenazas directas o indirectas de cometer suicidio
  • Intentos directos de cometer suicidio

Tratamiento

Si la persona ha intentado suicidarse, puede ser necesario tomar medidas de emergencia; pueden requerirse primeros auxilios o respiración boca-a-boca u otras medidas. Es importante acudir a un centro hospitalario.

La hospitalización suele ser necesaria, tanto para tratar el intento actual como para prevenirlo. La consulta siquiátrica es uno de los aspectos más importantes del tratamiento.

Expectativas (pronóstico)

Todas las amenazas de suicidio deben tomarse en serio.

Cerca de un tercio de las personas que intentan suicidarse repiten el intento dentro de un período de un año y cerca del 10% de aquellos que amenazan o intentan suicidarse finalmente lo logran.

Complicaciones

Las complicaciones varían dependiendo del tipo de intento de suicidio.

Situaciones que requieren asistencia médica

La persona que amenace o intente suicidarse debe ser evaluada con rapidez por un profesional de la salud mental. ¡Nunca se debe ignorar una amenaza o intento de suicidio!

Factores protectores del suicidio en la adolescencia

Un intento de suicidio durante la adolescencia hay que tomarlo muy en serio, siempre. Hay que acudir al experto, psiquiatra o psicólogo siempre que un adolescente se encuentre seriamente deprimido, siempre que repita frases como “no puedo más”, “estoy en un pozo”, “no hay salida alguna”.

Se debe educar a los adolescentes en la asertividad y en la resiliencia. Se deben aprovechar las fuentes de salud mental existentes en la comunidad, y educar sobre qué beneficios que de ellas se pueden obtener, qué servicios o que posibilidades terapéuticas brindan y favorecer así que se haga un uso racional de estos recursos sanitarios.

Existen algunos factores psico-educativos que actúan como protectores frente al suicidio

  • Poseer habilidades sociales, que permitan al adolescente integrarse en los grupos deportivos, artísticos, científicos formados en su escuela y en su comunidad de forma positiva
  • Poseer confianza en sí mismo, para lo cual el adolescente debe ser educado en positivo, destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de sus fracasos y no humillarlos ni crearles sentimientos de inseguridad.
  • Tener una fe religiosa.
  • Tener valor para enfrentar situaciones difíciles, pero siempre de acuerdo con sus posibilidades. Esta precaución evitará al adolescente someterse a eventos y contingencias ambientales en las que probablemente fracasará, reservando sus energías para abordar aquellas empresas en las que tiene posibilidades de triunfar.
  • Tener capacidad de autocontrol sobre su propia vida, como dijera el poeta chileno Pablo Neruda: “Tú eres el resultado de ti mismo”.
  • Aprender a perseverar cuando la ocasión lo requiera y a renunciar cuando sea necesario.
  • Tener capacidad para desarrollar la propia inteligencia y aprender habilidades para resolver problemas.
  • Saber buscar ayuda en momentos de dificultades, acercándose a la madre, el padre, los abuelos, otros familiares, un buen amigo, los maestros, el médico, el sacerdote o el pastor.
  • Ser receptivo a las experiencias ajenas y sus soluciones, sobre todo las que han tenido éxito.
  • Tener criterio de pertenencia, tener raíces.
  • Mantener buenas relaciones interpersonales con compañeros de estudio o trabajo, amigos, maestros y otras figuras significativas.
  • Lograr una auténtica identidad cultural.
  • Poseer habilidades para emplear adecuada y sanamente el tiempo libre.
  • Evitar el consumo de sustancias adictivas (café, alcohol, drogas, tabaco, fármacos, etc.)
  • Aprender a posponer las gratificaciones inmediatas por aquellas a largo plazo que arrojen proporcionen resultados duraderos.
  • Saber confiar y saber expresar a personas fiables aquellos pensamientos dolorosos, desagradables y molestos, incluyendo las ideas suicidas u otras, por muy descabelladas que pudieran parecer.

Enlaces

Bibliografía

  • BOBES GARCÍA J, GONZÁLEZ SEIJO J, SÁIZ MARTÍNEZ PA. Prevención de las conductas suicidas y parasuicidas. Psiquiatría Médica. Editorial Masson; 1997.
  • MIRÓ E. Trastornos afectivos: ansiedad y depresión. 2ª edición. J. Vallejo Ruiloba, C. Gastó Ferrer. Edit. Masson, 675-684, 2000.
  • MORCILLO MORENO L, SAIZ MARTÍNEZ PA, BOUSOÑO GARCÍA M, BOBES GARCÍA J. En: Tratado de Psiquiatría Tomo II. BARCIA SALORIO D. 801-819. Editorial Arán. 2000.
  • GARCÍA-RESA E, BRAQUEHAIS D, BLASCO H, RAMIREZ A, JIMÉNEZ L, DÍAZ-SASTRE C et al. Sociodemographic features of suicide attempts. Actas Españolas de Psiquiatría 2002; 30: 112-119.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR

Aviso de cookies