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Pre adolescente pegado a la pantalla

Un padre espantado nos escribe solicitando remedios para su hijo de 10 años que se pasa el día y parte de la noche jugando con la consola (la play station)

 

 

Estáis a tiempo, de verdad. Y enhorabuena por vuestro coraje en acabar con internet en casa. Si miras nuestra página web https://fundacionbelen.org/hijos/adiccion-tecnologia/   (página que ha tenido un 1.500% de incremento de visitas en el último año), verás que ya hasta la asociación de Pediatras Madrileños está preocupada por el tema de la adicción a las tecnologías.

Causas hay muchas, según el doctor San Sebastián “el origen de estas nuevas adicciones podría residir, entre otras causas, en las dejaciones de las responsabilidades familiares ya que si las familias tuvieran la función contenedora que han de tener esto no ocurriría y la oferta de nuevas tecnologías no sobrepasaría a la que ha de ofrecer la familia”.

Según Adrián Pérez nos sugiere: “Creo que aquí­ se olvida un punto fundamental: la causa no es que las familias no toman responsabilidad controlando el tiempo que sus hijos pasan con la tecnología. La causa es que los niños se encuentran en un mundo que no les respeta, que no les tiene en cuenta, que les obliga a hacer cosas que no quieren hacer. Todo esto les lleva a buscar una vida mejor, una vida virtual, de la que se sientan dueños, en la que sí­ tengan algo que decir.”

El Dr. de la Gándara, se ha dedicado a investigar el cerebro humano para buscar un origen biológico que condicione dichas adicciones. Tal y como apunta, “para hacer ciencia de todo esto hay que conocer el cerebro humano y ahora estamos estudiando modelos en los que observamos cómo los jóvenes se hacen adictos a una tecnología o a un comportamiento porque, al final, esto se convierte en algo biológico y que está relacionado con varios elementos: la dopamina (que está relacionada con los circuitos de recompensa), la noradrenalina (relacionada con la excitación) y las endorfinas (también conocidas como hormonas de la felicidad)”.

Desde nuestra experiencia, proponemos a los padres utilizar un conjunto de varios recursos realizados al mismo tiempo.

El primero sería  iniciar una nueva fórmula de comunicación gestual afectiva. Empezar la primera semana dándole diariamente un abrazo sorpresivo por la espalda en silencio, cuando no se lo espere, rápido e intenso. Madre y padre en distinto momento.

La segunda semana dos abrazos, mañana y tarde.

La tercera semana decirle al tiempo una frase cariñosa: «cuanto te quiero¡», «que bien te sienta esta camiseta», «que alegría verte¡¡¡»…

La cuarta semana pedirle además su parecer al tiempo del abrazo: ¿qué te apetece cenar hoy? ¿quieres que veamos juntos el partido? Es muy importante que vuestro hijo perciba todo lo mucho que le quereis y lo mucho que os importan sus acciones, ideas y opiniones. Vuestro hijo necesita toda vuestra admiración para crecer en su autoestima. Y necesita también divertirse en familia, jugar juntos al balón, hacer excursiones juntos, cenar a diario en familia con la televisión apagada, para poder salir del aislamiento artificial y de la rebeldía en que se ha envuelto.

Decían los clásicos griegos: «quiéreme cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito» y la moderna psicología abunda en esta idea: el amor todo lo cura, el amor es la mejor medicina familiar.

Segundo recurso:  ver con él películas de valores. Intensas, motivadoras, positivas. Te recomiendo un sitio que tiene un pediatra: http://www.pediatriabasadaenpruebas.com/2017/02/la-adolescencia-en-el-septimo-arte.html

Tercer recurso: acudir a una psicóloga especializada en niños con adicciones.

Cuarto recurso: acudir con él a la entrega de comida en un comedor social. Que vea la pobreza de cerca, cara a cara. Ir con él a una sala de oncología de un Hospital Pediatrico. Tenéis que fomentar que vuestro hijo se pregunte: ¿quien soy yo para tener tanta suerte?. ¿Qué hago yo para mejorar la sociedad? ¿Quién quiero ser de mayor?. Y entonces recordarle: somos lo que hacemos.

El cerebro lo forjamos dia a dia con nuestras acciones.

Pregúntale cuando esté ya receptivo ¿Quieres ser un nene pegado a una pantalla toda la vida o quieres ser un héroe real?  Tu eliges quien quieres ser. Pero con tus acciones diarias, no con juegos en la pantalla.

 

 

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