Deformidad craneal infantil o Plagioencefalia
La Plagiocefalia Posicional es una forma anormal de la cabeza del bebé causadas por factores de carácter externo. Se diagnostica plagioencefalia a los niños que tienen el cráneo asimétrico, normalmente aplastado por uno de los lados debido a haber dormido con la cabeza en la misma postura durante sus primeros meses. También puede suceder que el aplastamiento sea en la parte posterior de la cabeza. La plagiocefalia posicional es una patología en ascenso desde que los pediatras recomiendan que los lactantes duerman en posición supina para evitar la muerte súbita.
La cabeza del bebé puede tener una apariencia deforme o asimétrica inmediatamente después del nacimiento, aunque también se puede manifestar en los primeros meses de vida del recién nacido. Normalmente los padres, abuelos o cuidadores del bebé, son los primeros en percatarse en esta forma inusual de la cabeza, que debe ser transmitida a la atención del pediatra.
Si el bebé presenta asimetría y oblicuidad, aplanamiento en la zona posterior o cráneo en quilla, son síntomas que requieren un estudio por parte del especialista médico.
Los primeros cuatro meses de vida del lactante son claves para prevenir la plagiocefalia posicional a través de la posición alterna en la que debe colocarse el bebé para dormir. Incluso, cuando la deformidad craneal se hace presente antes de este tiempo, es posible corregirse con técnicas de reposición acostando al bebé sobre el lado contrario a la deformidad.
El tratamiento posicional no siempre es efectivo puesto que algunos niños insisten en la posición de mayor comodidad y que en ocasiones es producto de una tortícolis no detectada.
El 12% de los bebés padecen deformidad craneal o plagioencefalia según cifras de la Sociedad Española de Pediatría. Se corrige con el uso de un casco.
Causas
Las causas de la plagiocefalia pueden ser muy diversa: posturales, partos prematuros, tortícolis muscular congénita, posición intrauterina restrictiva, traumas en el parto… Sin embargo, el gran crecimiento de estas deformaciones parte desde el momento en que se aconsejó no colocar a los bebés boca abajo (decúbito prono) durante el sueño para evitar la muerte súbita, sino colocarlos boca arriba (decúbito supino).
Este hecho puede derivar en una deformación del cráneo del niño provocada por la suma del crecimiento del bebé y la posición en que se le coloca, lo que hace que se ejerza una presión en un mismo punto de su cabeza.
Dice una mamá: “En la revisión de los 3 meses, se lo dijimos a su pediatra quien nos recomendó visitar un neurocirujano. Llevamos al bebé a la consulta del Doctor quien nada más verle le diagnosticó la plagiocefalia y nos recomendó el tratamiento ortopédico”.
Dicen los pediatras: “Es bastante común encontrarnos con niños que tienen el cráneo asimétrico, normalmente aplastado por uno de los lados debido al hecho de haber dormido con la cabeza en la misma postura durante sus primeros meses. También puede suceder que el aplastamiento se dé en la parte posterior de la cabeza”.
Consecuencias
Los padres y muchos pediatras no le dan demasiada importancia a la deformidad craneal de los bebés, consideran que es un problema exclusivamente estético. Pero basta reflexionar un momento para llegar a la conclusión de que puede no ser así. Debemos tener en cuenta que el cráneo es el contenedor y protector del cerebro, y que su forma va a determinar irremediablemente la forma del cerebro. Entonces de hablar de un cráneo aplastado pasamos a hablar de un cerebro con las mismas características. Este cráneo no deja que uno de los hemisferios, o ambos, se desarrollen adecuadamente. No está claro qué tipo de consecuencias puede acarrear una deformidad craneal, pero podemos sospechar que sea una posible causa de cualquier alteración o problema que manifiesten los niños en su desarrollo posterior.
Muchas veces, las actitudes «rebeldes» de un niño no son actitudes de desafío hacia los padres, sino que pueden estar originadas por ciertos desarreglos en la capacidad de movilidad de los huesos que forman el cráneo, o en las grandes tensiones a nivel de las fascias periféricas. Desgraciadamente, en muchas ocasiones estas manifestaciones no son consideradas como una «patología». Durante el parto, y sobre todo si éste es traumático para el bebé (cesárea, utilización de fórceps o ventosas, se producen compresiones tanto de los huesos craneales como de los diferentes nervios que recorren la bóveda craneal, que pueden ocasionar conductas atípicas.
Lo que sí está claro es que es más fácil prevenir que curar, por ello debería informarse a todos los nuevos padres de que han de procurar no dejar a su bebé dormir siempre del mismo lado para así evitar la deformación. Y en el caso de que ésta exista ya, que visiten cuanto antes a un neurólogo infantil. El paso de los meses es una cuestión decisiva de cara a obtener resultados satisfactorios.
Corrección
En ocasiones, sólo con que los padres rectifiquen la postura del niño en la cuna al darse cuenta de que está comenzando a darse la deformación ésta suele corregirse por sí sola. En otras ocasiones la corrección es sencilla, sin necesidad de casco o banda de ningún tipo, sólo con que el osteópata realice una serie de masajes y presiones con los dedos. Pero en la mayoría de los casos el uso de un casco durante unos meses es la solución. Cuanto más joven es el niño, mayores son las garantías de éxito en un tiempo menor de tratamiento.