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Acoso escolar y ciberacoso

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Para saber más

El acoso escolar es el abuso y agresividad en la escuela de algunos alumnos frente a uno que lo padece en soledad. Produce miedo y repulsa a ir a la escuela en quien lo sufre. Y produce agresividad y comportamientos antisociales en quien lo infringe.

Se produce a diario en miles de niños, en casi todas las escuelas. (La Asociación Nacional de Educación de Estados Unidos calcula que diariamente 160 mil niños faltan a la escuela porque tienen miedo de ser acosados). Es una lacra social del siglo XXI en los países desarrollados. Ayuda a que tu hijo no sea víctima de otros y cuida de que no se convierta en el agresor de nadie. Porque en los casos de acoso escolar, todos pierden: en primer lugar la dignidad de ser persona. En segundo lugar la autoestima. En tercer lugar baja el rendimiento escolar.

Según el estudio Cisneros X sobre Violencia y Acoso Escolar en España, realizado entre 25.000 alumnos de de 2º de Primaria a 1º de Bachillerato de centros públicos, privados y concertados de 14 autonomías, más de 500.000 niños en España sufre un grado de acoso intenso. Asimismo, el estudio revela que el riesgo de sufrir acoso escolar se multiplica por cuatro en niños con 7 u 8 años y que disminuye progresivamente hasta el Bachillerato.

Entrevista en el programa de la Cadena SER Hoy por Hoy Madrid

¿Cómo detectar las situaciones de ciberacoso?

Son diversas las señales o manifestaciones en los jóvenes y adolescentes que pueden ayudarnos a darnos cuenta de que están siendo víctimas de ciberbullying o grooming. En el caso del ciberbullying, existen diversas “alertas”. Como señala el psicopedagogo y experto en bullying José María Avilés, se producen cambios importantes en los hábitos y costumbres del joven respecto a su comportamiento anterior. Por ejemplo, aparecen problemas en la regularidad de asistencia a clase y en la concentración en el estudio; cambian los tiempos y dirección de sus relaciones en el seno del grupo de iguales; e incluso pueden observarse trastornos en la conducta alimentaria, el equilibrio en la salud o sus estados de humor.

En el caso del grooming, estas manifestaciones son similares, pero pueden verse acentuadas por el miedo o el chantaje que el menor pueda estar sufriendo por parte de un adulto. En ambos casos, Avilés señala que los primeros pasos a dar son “comunicación, evitar culpabilidad y transmisión de confianza”. Dejar pasar tiempo, el miedo, la confrontación virtual o la indiferencia son respuestas ineficaces que solo pueden agravar la situación. Es necesario pensar en otras formas de actuación que ayuden a solucionar realmente el conflicto: documentar el caso en profundidad; buscar apoyo y confirmar nuestras pesquisas; tratar de evitar situaciones problemáticas; bloquear las vías de comunicación entre acosador y víctima; y buscar en todo momento la coordinación entre la escuela y la familia, especialmente en el caso de ciberbullying.

Guías publicadas por Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO)

El ciberacoso es el abuso y agresividad a través del ordenador. Es el acoso en casa a través de la pantalla. Un tema grave y frecuente entre los adolescentes. El Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación de España (INTECO), a través de la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) y de su portal de menores, ha elaborado la «Guía de actuación contra el ciberacoso».

Para que tu hijo no sea víctima

Desde los primeros meses:

  • Fomenta su autoestima
  • Fortalece su voluntad
  • Crea en él hábitos de valor
  • Cultiva la sinceridad
  • Dale capacidad de reacción ante la adversidad
  • Cuida su capacidad de relacionarse socialmente
  • Enséñale a reir y sonreir

Para que tu hijo no sea agresor:

  • Los niños que son violentos con otros, pueden haber sido o ser víctimas de violencia en su propia casa. No seas violento con tu hijo, si siquiera verbalmente.
  • Sin duda la multiplicidad de acciones agresivas que los niños y adolescentes ven desde -practicamente- la cuna, sobre todo en la TV, más tarde en el cine y sobre todo en los juegos de las videoconsolas, son un factor que trastoca los comportamientos infantiles al hacer atractiva la violencia. Bien sea por que la violencia tiene éxito en la consecución de muchos objetivos, bien sea porque el protagonista es quien ejerce la violencia como forma de poder, el caso es que el adolescente medio en encuestas recientes muestra una indigestión moral en el tema de violencia.

Unas veces el adolescente se vé como agresor y otras como víctima. ¿Qué se puede hacer? Por de pronto ver menos televisión, menos cine, menos horas de vidieoconsola, tener más control sobre

Desde muy niño, desde el primer año de vida, es preciso enseñar con dulzura. El ejemplo es la lección que mejor y mas facil aprenden los niños.

Los niños pueden demostrar comportamiento violento aún desde la edad pre-escolar. Los padres y otros adultos que presencian este comportamiento pueden preocuparse por el niño, pero por lo general, «esperan que lo supere al crecer». Hay que tomar muy en serio el comportamiento violento de un niño, no importa su edad. No debe descartarse diciendo que «está pasando por una fase».

La gama del comportamiento violento

El comportamiento violento en niños y adolescentes puede incluir una amplia gama de comportamiento: explosivos arrebatos de ira, agresión física, peleas, amenazas o intentos de herir a otros (inclusive pensamientos homicidas), uso de armas de fuego, crueldad hacia los animales, encender fuegos, destrucción intencional de la propiedad y el vandalismo.

Factores que aumentan el riesgo de la violencia

Muchas investigaciones han llegado a la conclusión de que hay una interacción compleja o una combinación de factores que lleva a un aumento en el riesgo de un comportamiento violento en niños y adolescentes. Estos factores incluyen:

Comportamiento agresivo o violencia previa

  • Ser la víctima de un abuso físico y/o sexual;
  • Exposición a la violencia en el hogar y/o la comunidad;
  • Factores genéticos (hereditarios de la familia);
  • Exposición a la violencia en los medios de difusión (televisión, radio, etc.);
  • Uso de drogas y/o alcohol;
  • Presencia de armas de fuego en la casa;
  • Combinación de factores de estrés socioeconómico en la familia (pobreza, carencia de medios, privación severa);
  • Separación matrimonial, divorcio, padre/madre soltero, desempleo, y falta de apoyo por parte de la familia)
  • Daño cerebral debido a heridas en la cabeza.
  • ¿Cuáles son las «señales de alerta» de la violencia infantil? Los factores de riesgo en los niños que presentan lo siguiente en su comportamiento y los cuales deben de ser cuidadosamente evaluados:
  • Ira intensa,
  • Ataques de furia o pataletas,
  • Irritabilidad extrema,
  • Impulsividad extrema,
  • Frustrarse con facilidad.

Los padres y los maestros deben de tener cuidado de no minimizar este comportamiento en los niños.

¿Qué se debe de hacer si el niño demuestra comportamiento violento?

Cuando el padre u otro adulto está preocupado, debe de inmediatamente hacer arreglos para que se le haga al niño una evaluación completa y comprensiva por un profesional de la salud mental cualificado. El tratamiento oportuno por un profesional puede muchas veces ayudar. Los objetivos del tratamiento típicamente se enfocan en: ayudar al niño a aprender cómo controlar su ira, a expresar su frustración y su ira de manera apropiada, asumir responsabilidad por sus acciones y aceptar las consecuencias. Además, los conflictos familiares, los problemas escolares, y asuntos comunitarios se deben tratar.

¿Se puede prevenir el comportamiento violento infantil?

Los estudios de investigación demuestran que la mayor parte del comportamiento violento se puede reducir o impedir si se reducen o eliminan los factores de riesgo enumerados arriba. Lo que es más importante, los esfuerzos se deben dirigir a reducir dramáticamente la exposición del niño o adolescente a la violencia en el hogar, la comunidad y los medios de difusión. Es evidente que la violencia fomenta la violencia.

Bibliografía

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