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Normas básicas para conversar con un adolescente

Para llegar a un buen final de conversación o de discusión, es importante conseguir que los dos participantes se encuentren a la misma altura de conversación y para ello tendrán que cumplir las normas básicas siguientes, si no lo hacen uno de los dos estará en desventaja:

Mirar a los ojos a la hora de expresar nuestras ideas. Una mirada esquiva produce en el contrario suspicacias y dudas. No denota seguridad y el otro puede dudar sobre sus intenciones.

También es importante mantener una distancia prudencial. Si estamos demasiado lejos tendremos que gritar y se puede perder alguna información por el camino. Si estamos demasiado cerca el otro puede sentirse agredido o invadido en su espacio.

Deja hablar a la otra persona y no corte sus frases. Cuando el otro termine, date un tiempo para comprobar que realmente no tiene nada más que decir y entonces empieza tú con tu discurso. Si avasallamos a nuestro contrincante echándonos encima de sus frases sentirá que le estamos agrediendo y se pondrá a la defensiva.

No termines las frases del otro con lo que tu crees que va a decir o con «coletillas», puede que estés equivocado y no ayudas a comunicarse bien.

Respeta el turno de palabra y deja hablar al otro, el monologo difícilmente sirve para llegar a conclusiones satisfactorias par a los dos.

Cuando se discute con los hijos es importante no zanjar las conversaciones con frases del tipo «porque yo lo digo» o «esto es lo que hay», el padre tienen que hacer lo posible por mantener abierta la vía de comunicación y no abusar al ser figura de autoridad.

Algunos consejos para discutir con los adolescentes

También será necesario para discutir bien con los padres aprender a expresar nuestros sentimientos negativos y el malestar que nos genera su postura, estos será muy válido para ambas partes, ya que tanto uno como otro están dolidos por no encontrar un acuerdo satisfactorio. Es importante que el otro entienda nuestra postura para que se pueda poner en nuestro lugar y para ello es necesario expresar como nos sentimos ante su negativa.

Para hacerlos bien tendremos que evitar utilizar las malas formas y la agresividad. No ayudan a la hora de comunicarse. El que recibe la agresividad se pondrá a la defensiva y entraréis en una batalla. Por otro lado puedes cohibir a la otra persona y puede cerrarse de tal manera que tampoco conseguirás tu objetivo. Además, una vez pasado todo quedará en ti un sentimiento de culpabilidad y un arrepentimiento por las palabras utilizadas. Ten en cuenta que la discusión es padre-hijo, es decir, entre dos personas que supuestamente se quieren. Intenta enfrentarte de forma tranquila y pausada, defiende siempre tu punto de vista pero respetando el del otro, él también tienen derecho a opinar. Todas las opiniones son válidas, No caigas en el error de creer que la tuya solo es la correcta.

Aprender a escuchar es una pauta básica para resolver los conflictos

Intenta no guardar resentimientos y malas caras para luego, esto se volverá en tu contra, expresa tus sentimientos y lo que te ocurre en el momento, sin esperar a después. Guardar resentimientos solo servirá para que salgan todos a la vez en la siguiente discusión. Para entonces el otro no entenderá a que vienen tantas recriminaciones a destiempo.

Expresa tu disconformidad de manera directa, sin dar rodeos, no intentes que el otro intuya lo que quieres decir porque puede intuir todo lo contrario, además no podrá adivinar lo que nos pasa si no se lo decimos.

Aprender a escuchar a la otra persona es una pauta básica para resolver conflictos, a menudo a los padres se les olvida que los hijos tienen una identidad propia y que sus ideas no son solo caprichos, cuando insisten en algo es porque para ellos es importante aunque los padres lo consideran una tontería. No os neguéis por norma a las peticiones de vuestros hijos, valorar con ellos los pros y los contras de cada demanda tomar una decisión aceptable para los dos. A veces tendréis que negaros pero para aliviar la frustración que provocaréis en vuestro hijo, podréis proponer alternativas que a él le resulten atractivas , así, se verá recompensado.

Acepta las criticas

Ante las criticas las dos partes actuarán de distinta manera, el padre critica una actitud del hijo en base a su criterio personal, aportando detalles que el hijo se encargará de aclarar o rectificar, así tendran más posibilidades de solucionar sus discrepancias puesto que los dos colaboran en la resolución del conflicto. Cuando uno ataca y el otro no se defiende o cuando se impone el criterio de uno anulando al otro, una de las partes estará en desventaja y a menudo suele ser el hijo que tienen que aceptar lo que el padre dice. La frustración aumentará cada vez que esto ocurra y el resultado será una mala comunicación entre padre-hijo , el padre no se entera de sus cosas y el hijo hace lo que quiere.

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