El reto de salvarse
Cuando el juego se convierte en vivencia apasionante
Una escape room, sala de escape o cuarto de escape es un juego de aventura físico y mental que consiste en encerrar a un grupo de jugadores en una habitación, donde deberán solucionar enigmas y rompecabezas de todo tipo para ir desenlazando una historia y conseguir escapar antes de que finalice el tiempo disponible (normalmente, 60 minutos).
Cada juego puede estar ambientado en un escenario completamente diferente: naves espaciales, búnkeres militares, casas encantadas, la guarida de un asesino en serie, el despacho del director de un colegio y un sinfín de temas. Usualmente los temas de los acertijos siguen la temática del cuarto.
El Real Escape Game (REG) fue creado en 2007 en Japón por el guionista y director de cine Takao Kato, de la compañía editorial Scrap Co. Ltd. Está ubicado en Kyoto, Japón, y edita una revista gratuita con el mismo nombre. Fuera de Japón, los «escape room» aparecieron en Singapur en 2011, donde gozaron de muy buena aceptación, llegando a más de 50 juegos a principios de 2015. Kazuya Iwata, un amigo de Kato, llevó los «escape room» a San Francisco en 2012. Estos juegos consistían sobre todo en enigmas lógicos. Todo un reto para la inteligencia y para aprender a jugar vivencialmente.
Parapark es una franquicia húngara que se fundó en 2011 en Budapest. El fundador, Attila Gyurkovics, asegura que no sabía nada de los juegos de escape japoneses y basó su invento de juego en su experiencia profesional como entrenador personal y en la «teoría del flujo» de Mihály Csíkszentmihályi (profesor Húngaro-Americano de psicología en la Universidad de Claremont, California; fue jefe del departamento de psicología en la Universidad de Chicago y del departamento de sociología y antropología en la Universidad Lake Forest). Según esta teoría describe existe un «estado de fluir» ante determinados trabajos en el que la atención, la motivación y la situación se encuentran en armonía productiva o retroalimentación, dando la sensación vital de felicidad y de que el tiempo vuela. De forma que el individuo ante esa tarea la realiza por el puro placer de hacerla, aunque la actividad sea muy difícil.
Un profesor de física suizo, hijo de emigrantes españoles, creó en 2012 en Berna un juego de escape para sus alumnos con elementos científicos. Este juego más tarde se comercializó y fue el pionero en introducir códigos invisibles e instrumentos científicos.
En 2017 ya había más de 8.000 escape room en todo el mundo. Inicialmente fueron un negocio altamente lucrativo, la novedad del modelo hizo posible que fuera fácil arrancar un negocio con una pequeña inversión que ofrecía grandes beneficios.
Actualmente, dada la mucha competencia que se encuentra en la mayoría de grandes ciudades, la inversión inicial para crear un juego atractivo y competitivo es cada vez más alta.
Elementos electrónicos y mecánicos, efectos especiales y todo tipo de tecnologías mejoran la calidad del juego y ofrecen una experiencia más completa a los jugadores, pero incrementan desorbitadamente el coste de la creación del mismo.
Algunos expertos definen los «escape room» como una actividad popular entre estudiantes altamente estresados y trabajadores jóvenes que acuden a este tipo de actividades para pasar un buen rato y desconectar de los problemas. La implicación en el juego y la emoción son tan altas que, en ocasiones, los jugadores llegan a destrozar equipamiento o decoraciones en sus prisiones temporales, a pesar de que siempre se indica claramente que no es necesario utilizar la fuerza, tan solo el ingenio.
El escape room se ha convertido en una tendencia de ocio creciente, no solo en Asia, sino también en Europa y América. Familias y grupos de amigos acuden a los escape room para fortalecer vínculos y pasar un buen rato, separados de pantallas y viviendo una auténtica aventura en la vida real.
Para las empresas, la actividad mental y el juego en equipo de los escape room son ideales como ejercicio de team building. Ayudan a crear un vínculo entre los trabajadores, que aprenden a apreciar las capacidades de cada miembro del equipo.
En España, en el año 2017, había más de 348 empresas que ofrecían hasta 540 juegos en 126 ciudades. En 2019 se superaron los 1000 juegos abiertos en el país y en enero de 2020 había abiertos ya 1.603 juegos de Escape Room pertenecientes a 949 empresas, lo que supone un promedio de casi 2 juegos por empresa. Pueden encontrarse prácticamente todas las salas legítimas abiertas en España, en diversos buscadores de salas de escape.
En ambientes académicos también se han usado los juegos de escape como una estrategia para la ludificación del aprendizaje.