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Desordenes del comportamiento

Definición

Los «desórdenes del comportamiento» constituyen un grupo complejo de problemas emocionales y de comportamiento en los niños y adolescentes. Quienes sufren estos desórdenes tienen dificultades en seguir las reglas y el comportamiento socialmente aceptable. Otros niños, los adultos y las instituciones sociales los consideran «malos» o delincuentes en lugar de enfermos mentales.

Los niños y adolescentes con “desordenes de comportamiento” manifiestan algunos de los siguientes problemas:

Son agresivos hacia las personas y los animales:

  • acosa, intimida o amenaza a los demás,
  • con frecuencia comienza peleas físicas,
  • usa armas que pueden causar daño físico a otros (por ejemplo, palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos o revólveres)
  • es físicamente cruel con las personas y/o animales,
  • roba a sus víctimas mientras las confronta (asalto)

Son destructivos hacia la propiedad ajena y los bienes públicos:

  • deliberadamente prende fuego con la intención de causar daño
  • deliberadamente destruye la propiedad de otros
  • rompe los bancos, farolas y enseres de la ciudad
  • pinta las fachadas de edificios y obras públicas
  • fuerza la entrada en el edificio, casa o automóvil de otros

Son mentirosos:

  • miente para que le den las cosas,
  • para obtener favores
  • para evitar las obligaciones

Roban artículos sin confrontar a la víctima, por diversión (por ejemplo, robar en las tiendas, pero sin forzar su entrada para robar).

Conculcan las reglas:

  • no llega a la hora convenida
  • duerme fuera de casa aunque tenga la objeción de sus padres
  • deja de asistir a la escuela cuando le parece
  • se escapa de la casa

Las investigaciones demuestran que el futuro de estos muchachos promete ser muy infeliz si ellos mismos y sus familias no reciben tratamiento continuo e integral a tiempo.

Causas de los “desordenes de comportamiento”

Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los desórdenes de comportamiento en el niño/adolescente:

  • daño cerebral sobrevenido (por accidente, o por golpes)
  • haber sufrido abuso infantil
  • defectos del desarrollo físico congénito
  • fracaso escolar
  • experiencias negativas con la familia y con la sociedad

El mal comportamiento del niño/adolescente causa una reacción negativa en los otros, contestan con acritud, lo que hace que se comporte aún peor el niño ocn problemasde comportamiento.

Tratamiento

El tratamiento de los niños con desórdenes de comportamiento es muy difícil, ya que las causas de la enfermedad pueden ser varias y muy complejas y porque cada niño es único y reacciona de forma única. Existen diferentes alternativas para suministrar el tratamiento, dependiendo de la severidad del mal comportamiento. Además del reto y la dificultad del tratamiento se suman por lo general dos factores negativos mas: la falta de cooperación del niño, y el miedo y la falta de confianza de los adultos.

Para poder diseñar un plan integral de tratamiento, el psiquiatra especializado puede y debe utilizar la información de otros especialistas médicos, del psicólogo, de los maestros, del niño y la familia, para entender las causas del mal comportamiento.

La terapia de comportamiento y la psicoterapia son usualmente necesarias para ayudar al niño a expresar y a controlar su rabia. Los padres frecuentemente necesitan asistencia de los expertos para diseñar y llevar a cabo programas de administración especial y programas educativos en la casa y en la escuela. El tratamiento puede también incluir medicamentos para algunos jóvenes, como aquéllos que sufren también déficit de atención o aquéllos que sufren de una depresión asociada.

El tratamiento no suele ser corto, ya que requiere mucho tiempo establecer nuevas actitudes y patrones de comportamiento. Sin embargo, el tratamiento ofrece una oportunidad para una considerable mejoría en el presente y una esperanza de éxito en el futuro.

Los problemas de conducta o mal comportamiento no son sino un reflejo claro de lo mucho que importa el ambiente familiar en el proceso educativo de toda persona.

Consecuencias

  • Económicas
    The British Journal of Psychiatry publicó un estudio («Economic cost of severe antisocial behaviour in children – and who pays it») según el cuál tener un niño con mal comportamiento, cuesta 11 mil dólares más al Estado y a la familia, que un chico con buen comportamiento.
  • Psicológicas
    Pero los costos económicos no son los graves, los costos psicológicos para cada individuo –y su familia-afectados por “desordenes de conducta”, son los fundamentales. British Medical Association’s también presentó un informe (“Child and Adolescent Mental Health” revelador: entre el primer y los quince años de edad, uno de cada diez niños experimentará un trastorno de salud mental. Factores como la desintegración familiar, el abuso de alcohol y la dieta serían causas potenciales. El 9.6% de los niños entre 5 y 16 años experimentan problemas de conducta o emocionales. Entre los 11 y 16 años, el 12.6% de varones y el 10% de mujeres sufren de trastornos mentales. Los niños pobres, los adoptados y aquellos que están sujetos a violencia doméstica son más susceptibles a contraer problemas de salud mental.
  • Sociales
    Estas cifras sólo representan la punta de un “iceberg educativo” complejo cuando de disciplina escolar se trata, pues es evidente que además de los gastos económicos en los que el Estado y la familia incurren por causa del mal comportamiento de estos niños, también es necesario doblegar el esfuerzo, mejorar los planes de acción en virtudes, educar a los padres para que éstos se encuentren con las suficientes capacidades intelectuales, afectivas y morales para ser un ejemplo auténtico frente a sus hijos.

Decálogo “Cómo convertir a su hijo en delincuente”

Hace unos años la policía de Washington –basándose en su experiencia relacionada con violencia juvenil- redactó un decálogo titulado “Cómo hacer de su hijo un delincuente”, ilustrativo para aquellos padres que permiten todo y no exigen nada.

  • Dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.
  • No le dé ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
  • Cuando diga groserías, festéjelas. Esto le animará a hacer más cosas «graciosas».
  • No le reprenda nunca ni le diga está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
  • Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes,… Hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
  • Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero deje que su mente se llene de basura.
  • Dispute y riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño. Así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
  • Déle todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.
  • Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
  • Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos, etc. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle.

¿Qué puedo hacer para que mi hijo desarrolle valores morales y sepa distinguir entre lo bueno y lo malo?

Todos queremos que nuestros hijos desarrollen respeto y compasión por otras personas. Queremos que sean honestos, veraces, decentes y considerados. Que sepan defender sus principios, cooperar con otros y actuar responsablemente. Queremos que tomen decisiones morales.

Las recompensas que otorga infundir valores morales a un adolescente son enormes: los muchachos que crecen con valores fuertes, consistentes y positivos son más felices, se destacan más en sus estudios y están más propensos a contribuir en la sociedad.

Consejos

  • Sea coherente, el ejemplo vital de los padres es lo mas educador y lo primero que salta a la vista de los hijos.
    • Si usted persiste en terminar un deber difícil, su hijo estará más inclinado a terminar su tarea y sus deberes.
    • Cuando usted se niega a beber alcohol antes de manejar, su hijo se fija.
    • Cuando usted acepta una pérdida en la cancha de baloncesto con gracia, su hijo aprende que el ganar no es el todo.
    • Si su hijo ve que sus padres se tratan con respeto, este es el ejemplo que llevará consigo en sus relaciones y en su matrimonio.
    • Cuando su hijo ve que sus padres aprecian a las personas de todas las razas y religiones, es más probable que tenga amistades diversas.
  • Hable con su hijo desde pequeño en lo que está bien y lo que está mal. En sus causas. Y consecuencias. Pregúntele, a media mañana, como si fuese un juego, con cinco-seis años ¿ahora es de día o de noche?: De día. Y si digo que es de noche? Mentiría…Luego, ¿qué es mentir?: faltar a la verdad. Es preciso repetir el juego –de niños- una y mil veces: la repetición es una de las mejores fórmulas de aprendizaje. De mayores hay que adaptar el juego, hacerlo mas complejo y entretenido. “Aquí y ahora es de día, en las antípodas será de noche”.

Cinco reglas de oro para la comunicación con adolescentes

  • Darles oportunidad de ser responsables, delegándole responsabilidades.
  • Haga que el adolescente participe de las discusiones, alegrías y preocupaciones de la familia.
  • Comuniquemos a nuestros hijos cómo nos sentimos. La obediencia está muy relacionada con el cariño y el cariño se fomenta con el conocimiento real de una persona. Un adolescente que quiere a sus padres puede desobedecerles, pero se sentirá muy mal al hacerlo, el cariño a sus padres hará que él mismo se proponga rectificar.
  • Continuidad en la exigencia moral y social. No debe pasar por alto una mentira manifiesta por nimia que sea, ni un pequeño hurto – coger dinero sin permiso -, ni faltas de respeto a algún miembro familia.
    No basta, en ocasiones, con pedir perdón, sino compensar con la acción su falta.
  • Formación de un frente unido. En todas las edades, pero aún más en la adolescencia, es importante el hecho de que los hijos vean que padre y madre van en la misma línea de exigencia. Estas normas de obligado cumplimiento hay que delimitarlas bien para no quemarse ni gastar cartuchos en balde.

Huir de Casa, ¿qué hago a la vuelta?

Lo primero abrazar al hijo pródigo. Largo y tendido.

  • Dígale a su hijo que usted está MUY contenta porque regresó a casa.
  • Aunque usted esté enojado, asegúrese que sus primeras palabras son calmadas y agradables.
  • Dele tiempo. Permita un tiempo de adaptación para que su hijo se establezca de nuevo en casa.
  • Busque AYUDA: los servicios médicos. Una visita al doctor familiar quizás será necesaria.
  • Mírele a los ojos, sonría y Hable… DESE tiempo para estar juntos. Concéntrense en buscar juntos soluciones para asegurarse que esto no ocurra de nuevo.
  • Avise a todas las personas que contactó anteriormente, incluyendo la policía, que su hijo ha regresado a la casa.
  • Busque apoyos. Un buen consejo podrá ayudar a su hijo. Pedir ayuda es una seña de valor y demuestra que usted toma en serio la situación.
  • Pregúntele pasados unos días ¿qué buscabas con esta huída?.

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