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Misión de los padres

  • La misión de los padres es ofrecer una buena crianza a los hijos. Las claves de la buena crianza son amar, cuidar, comprender, incentivar y orientar. Criar no es sólo alimentar y vestir bien, como educar no es sólo combatir el mal, señalar y censurar los errores; criar y educar a los hijos es sobre todo incentivar el bien, impartiendo buen ejemplo y valorando su buen obrar. El amor que los hijos reciben de los padres y la confianza que éstos depositan en ellos será para los hijos el mejor amparo de vida.
  • Merece la pena recordar a los padres la historia del inventor Thomas Edison
  • Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos desde la cuna.
    Es preciso enseñar al bebé, cuando el criterio de los padres lo justifique, la palabra: «no».
    Mostrar al hijo de 4-6 años la razón de renunciar a un caramelo antes de comer, a estar mas rato jugando antes de acostarse, para que aprenda su valor y necesidad para la vida.
    No imponer la renuncia,  enseñar su valor para que el niño la acepte libremente.
    Si no aprende de niño a decir “no” a lo permitido, mas tarde no sabrá decir “no” a lo prohibido. El exceso de mimos echa a perder la voluntad. El exceso de mimos como el exceso de críticas y castigos es la principal causa de inseguridad en los jóvenes.
    Todos los grandes hombres y mujeres de la historia crecieron en el esfuerzo y el sacrificio, aprendieron el valor de soportar pruebas y privaciones en sus vidas.
  • La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres. Los padres no les pueden exigir virtudes y cualidades que ellos no tienen. Vigilando sus propias obras, los padres estarán construyendo la moral de sus hijos. ¿Qué ejemplo das a diario? ¿Te gustaría que tus hijos hicieran lo que tú haces?
  • Saber hablar en familia es una actividad que los padres deben fomentar durante las comidas, durante los viajes y trayectos en coche, en la salas de espera y siempre y cuando estén reunidos. La comunicación familiar es pieza fundamental del buen entendimiento familiar y se inicia desde la primera infancia.
  • La ira de los padres arrasa y destroza toda labor en el campo educativo. Porque se educa en primer lugar con el ejemplo. La ira  puede con frecuencia, herir, ofender y llevar a cometer injusticias. Habla con calma y ten actitudes ponderadas.
    Muchos padres, arrastrados por la ira del momento, hieren el corazón de los hijos con frases como: «Tú no sirves para nada.» «Maldita la hora en que te engendré.» «Tú eres la vergüenza de la familia.» «Tú no vales nada.» «¡Tú eres un hijo indigno! »
    Después, cuando el padre está calmado, reflexiona y se arrepiente. Pero será tarde. Las palabras ya fueron dichas y el corazón de tu hijo ya fue herido.
    Piensa antes de hablar y reflexiona antes de actuar.
    No hables sin pensar y sin medir el alcance de tus palabras.
  • Desahogarse es una necesidad psicológica personal. Tu hijo adolescente muchas veces está  agobiado y siente la necesidad de desahogarse. Precisa que el padre o la madre le escuches, le atiendas. Aunque hable en forma agresiva e irritada.
    Aprende a escuchar activamente, con paciencia y atención el desahogo de tu hijo y evitarás muchas discusiones, desavenencias y contrariedades.
    Deja que tu hijo diga todo lo que siente y, cuando esté en calma, estará en condiciones de razonar y reconocer el error.
    Comparte sus dudas, angustias y problemas, es tu hijo.
  • Antes de contradecir a tu hijo adolescente, escucha, analiza y trata de comprender lo que él quiere decir. Y después habla, pero con amor. Cuando los padres se precipitan en responder o en contradecir al hijo, pueden interpretar de modo incorrecto, y esto suscita la rebeldía del hijo.Deja que tu hijo hable, escuchando activa y pacientemente, y sólo después habla, analiza, medita y dialoga con él.
  • El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce.
    Sé siempre discreto, guarda en lo profundo del corazón el secreto de tu hijo. La confianza, una vez perdida, difícilmente se recupera.
    Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente.
  • Apreciar y valorar lo bueno da mejores resultados que señalar y condenar de inmediato lo equivocado. A ningún hijo le gusta ser refutado y censurado siempre.
    Muchos padres no defienden la verdad, pero si sus puntos de vista para que prevalezcan sobre los puntos de vista de sus hijos.
    El hijo adolescente no es un adversario a combatir, sino un hijo a conquistar. Y para conquistar nada mejor que saber amar y escuchar.
  • Tu hijo precisa consejos y recomendaciones, pero deben ser bien dosificados, dados con amor y gracia. El exceso de consejos y advertencias,  abruma.  Da a tu hijo los consejos más útiles y prácticos, no los más agradables. Dale el consejo como una sugerencia y no como una imposición, añádele como coletilla “Amplia libertad amplia responsabilidad” .
  • ¡Cuántos adolescentes hoy aún no han descubierto el  sentido de la vida! Viven y no saben por qué, ni para qué. Tu hijo es un tesoro que merece todo el amor y todo el respeto; es un tesoro de la vida entregado por Dios al cuidado de los padres, no te pertenece, es un préstamo temporal a tu cuidado, enséñale el sentido de la vida.
    Estamos en este mundo para realizarnos como persona única y amada por Dios, para amar y hacer el bien. Una vida sin amor es una vida vacía y sin sentido.

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