Tengo tres hijos una hija de 16 años, un hijo de 15 años y otro de 13. La verdad que estamos desbordados. Somos cristianos y hemos tratado desde muy pequeños que siguieran nuestros pasos en la fe. Ellos no quieren ahora saber nada de esto pero los problemas con sus rebeldías, nos agotan a mi marido y a mí. El problema es que no sabemos si estamos acertando en la educación.
Frente a la rebeldía los padres tenemos dos armas infalibles: el ejemplo y el abrazo. El ejemplo enseña mejor que un discurso o una regañina. Si la llamada a comer es a las dos de la tarde, padre y madre deben estar sentados a la mesa a esa hora, en punto. Por dar ejemplo. Y deben estar riéndose, contentos (aunque por dentro pueden estar que trinan por el retraso de los hijos a la convocatoria), para acoger a los que van llegando con un buen chiste.
Los abrazos deben ser muy frecuentes, sorpresivos ya ser posible por la espalda, cortos y cariñosos. Diciendo al tiempo una frase tierna. Son la mejor medicina familiar
¿Y tú que opinas?