Decía Thomas Merton que «no hay lugar alguno donde exista una felicidad para ti sólo». Y es fácil comprobar que tiene sabiduría y veracidad la cita. Por más que el término felicidad sea muy personal y cada quien lo puede definir a su manera. Porque es una emoción o estado de ánimo de grata satisfacción espiritual y física. Pero tiene doble razón Merton, porque no es cuestión de «lugar», y porque es difícil alcanzar la felicidad estando sólo.
La felicidad se caracteriza por sentimientos de alegría, bienestar y plenitud. Se vive íntimamente. Es momentanea, pero no depende de lugar alguno.
Puede sobrevenir en cualquier sitio, en una montaña o en una iglesia, en un desierto o en medio del mar. Precisa eso sí vivir la vida con significado y trascendencia, encontrando la felicidad en el proceso. Porque no es una estación de llegada, sino un camino a recorrer. Precisa la felicidad vivir en equilibrio entre el cuidado a uno mismo y el cuidado de aquellos a quienes amamos. Porque todo el que vive amando tiene momentos de plena felicidad. Aunque el filósofo Julián Marías afirma que la felicidad es «el imposible necesario», si es conveniente vivir intentando alcanzar la meta.
¿Y tú que opinas?