Empieza por sonreír , después abraza y finalmente escucha con atención. Sí, ya sabes que te va a pedir algo más, pero aprovecha el momento de entrada. Porque la comunicación más importante que tienes que transmitir a tu hijo adolescente es que le quieres con toda tu alma. Seguro que tras el abrazo se ha quedado callado. Le has cortado el argumento que tan bien había preparado. Bien, tras el segundo de silencia y carraspeo, volverá a su argumento. Pero tu ya has ganado el abrazo. Ahora escucha con atención. Y sopesa tu respuesta mientras escuchas en silencio, moviendo la cabeza en forma afirmativa.
¿Qué necesita? ¿Más tiempo? ¿Más dinero? ¿Más movilidad? Empieza a responderle por una frase neutra «cuanto me gusta oírte, siempre». Después ya puedes decir «pero…eso ya lo habíamos hablado»…»pero tengo que hablar con papá (o con mamá)»… «pero, así de repente, dame tiempo para pensar». Y antes de terminar sácate de la manga de la memoria alguna anécdota que viene al caso, divertida. Siempre queda la solución fácil de invertir los términos: «y que me dirías si tu fueses la madre y yo fuese tu hijo». Es un argumento que da mucho juego y permite una risas.
No seas tajante, la comunicación en sí, el buen entendimiento entre tú y tu hijo es mucho más importante que la discusión de cualquier tema diario, ya sea del de tipo peleas entre hermanos, consumo, comidas, deberes, horarios… Piensa por un momento en la administración del estado y sus entuertos burocráticos, o en sus errores de bulto si contestan «vuelva usted mañana»… tu que llevas la corresponsabilidad familiar que es mucho más importante en tu vida y felicidad diaria, tienes que mimar toda comunicación personal al máximo. Escucha con atención siempre y sonríe al despedirte, y vuelve a abrazar. Deja abierta la puerta siempre, que vuelva a pedirte, que te cuente sus problemas, que encuentres la fórmula de ayudarle.
¿Y tú que opinas?